Son miles los que cruzan las puertas de San Hipólito el 28 de cada mes. Vestidos como santos y cargando cual cruz una imagen se postran ante los pies de  en busca de su intervención divina.

Colmados de sus causas celebran al primo de Jesús, aunque llegan a desconocer la historia del lugar, relato que se remonta a 1520, cuando el ejército español bajo órdenes de  caía de cansancio y muerte ante la fuerza de los mexicas en la jornada conocida como la "Noche Triste".

Los invasores estaban rodeados por los nativos y solo algunos alcanzaban a escapar. Uno de ellos fue un hombre nacido en el continente africano llamado Juan Garrido, quien habría perdido en ese lugar a su amo, Juan Tirado.

Era su pesar por los compañeros caídos en batalla y su agradecimiento por su salvación que en ese lugar donde los españoles se vieron derrotados construyó una ermita la cual fue reconocida como "Ermita de los mártires".

Esto queda manifiesto en una inscripción en las afueras del templo, donde se lee que los españoles "resolvieron edificar aquí una ermita que la llamaron de los mártires y la dedicaron a San Hipólito por haber ocurrido la toma de la ciudad el día 13 de agosto en que se celebra este santo".

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Inscripción y relieve afuera del templo de San Hipólito. Foto: Néstor Ramírez Vega / EL UNIVERSAL

Debajo de esta leyenda está un monumento donde se presenta un indígena con unas flechas detrás y que es alzado por un águila.

Esta información la ahonda la profesora Reiko Tateiwa, de la Universidad de Estudios Extranjeros de Kioto, Japón, quien dijo a EL UNIVERSAL que, según la documentación, la Ermita de los Mártires se construyó en el escenario de la "Noche Triste", aunque Cervantes Salazar, rector de la Universidad de México en el siglo XVI, sostiene que el lugar donde murieron es poco antes de la calzada e insinúa que la iglesia no se edificó exactamente en el lugar de los caídos.

Sobre las posibilidades de que la iglesia fuera construida por Hernán Cortés, la autora del libro El cabildo de la ciudad de México y la fiesta de San Hipólito, siglos XVI y XVII sostuvo que no hay pruebas, pues incluso recurrió a la iglesia en busca de documentación y no tenían nada.

La investigadora japonesa dijo que la ermita de Juan Garridopudo ser el primer templo creado en la Nueva España, puesto que era conocida en 1524. En lo que corresponde a la iglesia de San Hipólito, su proyecto arquitectónico inició en 1524.  

En la inscripción afuera del templo de San Hipólito se indica que la capilla de los mártires quedó a cargo del ayuntamiento de México, el cual acordó hacer en ese lugar una mejor iglesia, por lo que en 1599 se comenzó a erigir el templo.

Sin embargo las gestiones de la obra se reiniciaron hasta 1715; en 1717 el arzobispo José Lanciego y Equilaz puso la primera piedra; y las obras concluyeron hasta 1739.

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El templo fue dedicado a San Hipólito porque la toma de la ciudad ocurrió un 13 de agosto, fecha en que se venera a este santo. Foto: Alejandro Acosta / Archivo El Universal

Aunado a lo anterior, tuvo que pasar más tiempo en lo que los conquistadores y sus descendientes, miembros del cabildo de la ciudad de México, pudieron juntar el dinero suficiente para pagar la construcción, la cual se inauguró hasta 1776, no sin antes haber sufrido daños por el terremoto sucedido en 1754.

La investigadora recordó que Santiago Apóstol fue el patrón protector de los españoles durante la conquista, pero San Hipólito lo fue para los indígenas que lucharon junto con los españoles, pues así lo figura la representación teatral realizada por los franciscanos en 1539.

Durante el virreinato este santo fue de gran importancia pues, como se mencionó, el día en que ocurrió la toma de la ciudad mexica se celebrara a este beato. El libro de la profesora Tateiwa recoge una información de fray Toribio de Benavente, quien sostuvo que donde ahora está edificada la iglesia también se localizaba la casa de un hijo de Moctezuma y en la colonia se hacía una marcha militar a caballo desde el centro hasta ese espacio.

Sin embargo esta celebración se suspendió con la Constitución de Cadiz (1812) y se vuelve a celebrar con la vuelta de Fernando VII hasta 1819. No obstante, con la Independencia de México dejó de conmemorarse la fiesta y se perdió la continuidad en el culto.

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El culto a San Hipólito se perdió tras la Independencia y en el siglo XX se honró a San Judas Tadeo. Foto: Néstor Ramírez Vega / EL UNIVERSAL

Tras el olvido de San Hipólito, el culto a San Judas Tadeo llegó al templo a la mitad del siglo XX, cuando en 1955 se consiguió el espacio detrás del púlpito para convertirlo en Capilla de San Judas Tadeo.

Al respecto Reiko Tateiwa sostiene que esto fue promovido en Estados Unidos y no tiene ninguna relación con el culto a San Hipólito que existió durante la época colonial. "El culto a San Judas Tadeo se fomenta entre los mexicanos que iban a EU a trabajar. Allí conocieron el culto a San Judas y lo trajeron a la Ciudad de México", indicó.

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