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Con la exposición de uno de los manuscritos más famosos de Leonardo Da Vinci, el Código Leicester, Florencia inauguró ayer las conmemoraciones por el 500º aniversario de la muerte del genio del Renacimiento, en Francia, en 1519.
Como un homenaje a uno de los artistas más talentosos de la historia, del que se puede admirar su capacidad para combinar arte con ciencia, belleza con mecánica, naturaleza con proporciones, la prestigiosa Galería de los Oficios obtuvo en préstamo el Códex Leicester por parte del magnate estadounidense Bill Gates, propietario del manuscrito desde 1994.
Escrito al revés con la ayuda de un espejo en el que Da Vinci recopila buena parte de sus conocimientos científicos, el libro contiene 72 páginas con unas 360 ilustraciones y dibujos.
Elaborado entre 1506 y 1508 en Florencia y Milán, el manuscrito llegó la semana pasada en un embalaje especial dentro de una caja y escoltado desde Estados Unidos para la inauguración de la exposición cuyo lema es El Código Leicester de Leonardo da Vinci: el agua, microscopio de la naturaleza.
El mítico documento es el único de los grandes códigos de Leonardo que no son propiedad del Estado y fue adquirido en una subasta por Gates a su anterior propietario Armand Hammer por unos 30 millones de dólares (unos 26 millones de euros), con lo cual pasó a ser el libro o documento más caro del mundo. La última vez que ese código de Leonardo fue exhibido en Italia fue en Venecia en 1995.
Para entender el excepcional texto, ha sido instalado en la nueva Sala Magliabechiana de los Oficios un ultramoderno sistema multimedia a través del cual se pueden consultar las 36 hojas de papel, escritas por ambas caras con la característica escritura de espejo que empleaba Leonardo y conservadas en vitrinas ultramodernas que mantienen la temperatura y la humedad constante.
Gracias al innovador Codescope, una suerte de pantalla moderna, se puede “navegar” dentro del código y sobre todo en la sabia mentalidad del maestro toscano.
“El Código Leicester representa todo el pensamiento de Leonardo. Cuando es pintor es científico y cuando es científico es pintor también. No se trata de dos culturas diferentes. Se trata de un modelo para nuestros días en plena era digital”, reconoció Eike Schmidt, director de la Galería de los Oficios.
La sabiduría del gran maestro, que fue arquitecto, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista, está plasmada en sus ideas originales y sus consejos, escritos a mano por el propio Leonardo y en italiano, en las que mezcla observaciones y teorías.
La pieza aborda el movimiento del agua, el flujo de los ríos, da recomendaciones a la hora de construir puentes para evitar la erosión y explica la existencia de fósiles marítimos en las cimas de las montañas. Presenta diseños de ingeniería para buzos y submarinos, y explica la luminosidad de la luna y por qué el cielo es azul. También revisa la teoría del diluvio universal y hace un catálogo de la variedad infinita del movimiento del agua.
“Ha sido un verdadero desafío. Porque es un texto muy complejo para su divulgación. Había que aislar los temas fundamentales: agua, tierra y movimiento y luego con la ayuda de los sistemas multimedia, la gráfica e imágenes lograr que hable al público que no es especializado”, explicó Paolo Galluzzi, director del Museo Galileo de Florencia y experto en “el genio de los genios”.