El capitán de la selección de Nigeria, John Obi Mikel, disputó un partido crucial de la Copa del Mundo ante Argentinaapenas cuatro horas después de que se le informó que su padre estaba secuestrado en su país y que su captores lo matarían si se denunciaba el caso a las autoridades.

“Tuve que sacarme eso de la cabeza para representar primero a mi país”, indicó Mikel.

El centrocampista decidió ocultarles la noticia a sus compañeros y a su técnico, con el objetivo de evitar inestabilidad en el equipo. Decidió jugar como si nada en Rusia, según contó el propio Mikel en un comunicado que difundió el martes la empresa que lo representa.

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Michael Obi, padre de Mikel, fue rescatado de sus captores armados por la policía nigeriana, tras un tiroteo en una zona selvática del sureste de Nigeria, el lunes, casi una semana después del secuestro.

Ello permitió que el jugador hablara públicamente de lo ocurrido.

La policía informó que Michael Obi, rescatado junto con su chofer, se había “recuperado del trauma del secuestro”.

Mediante un tuit en su cuenta oficial, Mikel informó el martes que su padre se “recupera con la familia”.

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Fue la segunda vez que Michael Obi ha sido secuestrado en Nigeria.

Mikel relató que había recibido una llamada telefónica el martes pasado en San Petersburgo. La persona que hablaba le informó del secuestro de su padre, justo cuando Nigeria se dirigía al estadio para enfrentar a Lionel Messi y a la Albiceleste.

Nigeria cayó por 2-1 en ese encuentro de la fase de grupos, debido a un gol de Argentina en los últimos instantes. La selección africana quedó así eliminada del Mundial.

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