Se dio a conocer el emblema oficial de la 22ª edición de la Copa Mundial de la FIFA. La FIFA y Qatar, el país organizador, marcan así un nuevo hito en el camino que lleva al mayor espectáculo futbolístico del mundo.

El emblema se presentó en Doha, capital de Qatar, ante miles de espectadores que disfrutaron de la proyección sincronizada del logotipo sobre la fachada de los edificios más representativos del país, entre ellos, la Torre Doha, el anfiteatro de Katara, el zoco de Souq Waqif o el fuerte de Al Zubarah, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Algunas de las ciudades más importantes del mundo participaron en la presentación proyectando también el emblema sobre algunos edificios emblemáticos o sobre grandes pantallas dispuestas en destacados espacios públicos. En las redes sociales, algunos de los futbolistas más famosos convertidos en leyendas mundialistas también apoyaron la presentación del emblema y lo compartieron con (los) millones de seguidores.

El diseño del emblema capta la esencia de un espectáculo que conecta e implica al mundo entero; además, incluye elementos íntimamente ligados a la cultura árabe local y regional y, cómo no, alusiones al deporte rey.

Las sinuosas curvas del emblema representan las onduladas dunas del desierto y el bucle es una referencia tanto al número ocho —la cifra de espectaculares estadios que acogerán el torneo— y al símbolo del infinito, que refleja la naturaleza interconectada del evento. Además de reproducir las formas del clásico trofeo de la Copa Mundial de la FIFA, la silueta de este emblema se inspira en el tradicional echarpe de lana.

Durante los meses de invierno, estos chales son muy habituales en muchas partes del mundo, en especial en las regiones árabes y en el golfo pérsico. Sus estilos y usuarios son de lo más variado.

Los complejos bordados que suelen adornar estos echarpes en el mundo árabe se representan en cierto sentido diversas culturas de Asia. De este modo, se hace referencia al segundo Mundial celebrado en este continente y a la diversidad del pueblo catarí. Esta prenda invernal dotada de elementos regionales alude igualmente tanto a las fechas de disputa de este torneo como al hecho de que será el primer Mundial que se disputará en noviembre y diciembre.

La nueva tipografía que acompaña al emblema se inspira en la caligrafía árabe tradicional con una fuente original que fusiona la tradición y la modernidad presentes en la región y en toda Asia. 
El emblema es tan solo un ejemplo del atrevido y vanguardista diseño corporativo de este Mundial, que verá la luz poco antes del inicio del campeonato. En mayo de este año acogió su primer partido el espléndido Estadio Al Janoub, que recuerda a los "dhow", las típicas embarcaciones de la zona.

Es el segundo coliseo catarí completado y, además, es un vivo ejemplo del gusto del país por los grandes diseños arquitectónicos. La conclusión de los seis estadios restantes está prevista para finales de este año.

Entre ellos, destaca el Estadio Lusail, con sus aberturas inspiradas en unos faroles tradicionales de la zona. En él se disputará el partido inaugural el 21 de noviembre y la final, el 18 de diciembre.

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