Cuando Saúl Álvarez (51-1-2, 35 KO’s) y su esquina aceptaron enfrentar a Daniel Jacobs (35-2, 29 KO’s) para unificar los cetros medianos del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y la Federación Internacional de Boxeo(FIB), sabían que tendrían unos cuantos meses para descifrar el galimatías que representa el estadounidense, por su facilidad para presentar guardia diestra o zurda.
Esta noche tendrán 36 minutos —o menos—, sobre el cuadrilátero de la Arena T-Mobile, para comprobar si la estrategia fue adecuada. En su camino al objetivo de ser el primer boxeador mexicano que ostenta al mismo tiempo los cinturones de los cuatro organismos más importantes, el Canelo debe imponerse a un adversario impredecible y muy fuerte mentalmente. Para prueba, el cáncer óseo del que se recuperó hace ocho años.
“Le ha tocado vivir cosas muy complicadas, pero además es un rival difícil, sabe manejar muy bien el cuadrilátero, sus dos guardias... Es un peleador completo y muy distinto a los demás”, admite el tapatío. “Pueden ser muchas estrategias, no hay una en sí, porque se cambia a las dos guardias”.
Jacobs puede salir algunos episodios con la guardia diestra —en teoría, la que más domina—, y de pronto modificar a la zurda, en caso de que no le resulten las cosas. Es un riesgo, pero al Canelo le agrada la adrenalina que produce enfrentarse a lo desconocido.
Las apuestas le favorecen tres y medio a uno, pero no hay excesos de confianza. De hecho, hay gente cercana a él que ha perdido el sueño durante los más recientes días: “Estoy preocupado porque conozco a Jacobs y es fuerte mentalmente. Lo bueno es que el Canelo sabe lo que tiene enfrente”, comentó Óscar de la Hoya, propietario de Golden Boy Promotions.
Complicado obstáculo que debe librar para arrebatarle el cinturón de la FIB y ya tener cumplido el 75% de su gran objetivo.