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Lo único que podrá darle nueva vida al laboratorio antidopaje de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) es una concesión que rescate los cerca de 200 millones de dólares que se invirtieron en aparatos y material.
La directora de la Conade, Ana Gabriela Guevara, está dispuesta a ceder el equipo para que el país cuente con un centro especializado en la detección de sustancias prohibidas en los deportistas.
“Nosotros hemos hecho manifiesta la posibilidad de que se utilicen los materiales y este espacio, pero lo que buscamos es desvincularnos del laboratorio y que sea alguna institución educativa o del sector salud la que lo tome”, declaró Guevara.
A casi seis meses del cierre del laboratorio por parte de la Conade, ninguna universidad pública o privada se ha interesado en operar con sus recursos este centro.
El organismo destinaba entre 35 y 40 millones de pesos al año para el estudio de tres mil pruebas, lo que la sonorense consideró como un exceso de gasto.
“Ya no es de nuestro interés por el costo económico que representa. Si alguna institución quiere asumirlo, estamos en disposición de divulgar el costo”, dijo la exvelocista.
Tan sólo en 2016 la administración de la Conade desembolsó 24 millones de pesos en la adquisición de equipo nuevo, con tecnología de punta y más de 11 millones destinados a la operación y personal especializado para el laboratorio, con el fin de cumplir con las especificaciones de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA).
El principal cliente del centro de pruebas de sustancias dopantes que se encuentra en las instalaciones de la Conade, era la Federación Mexicana de Futbol. El concesionario que decida tomar el laboratorio deberá buscar un modelo de negocios en el que se incluyan todas las ligas profesionales del país.