La Copa del Mundo Alemania 2006 dejó marcado un recuerdo amargo y una sensación inolvidable para un jugador de la Selección Mexicana, el guardameta Oswaldo Sánchez.

A pocos días del debut del Tri ante Irán, Oswaldo en plena concentración recibe la peor de las noticias, su padre había fallecido.

De inmediato la gente de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) se movilizó para conseguirle un vuelo directo a México. El entrenador de la Selección que en ese entonces era Ricardo Antonio La Volpe, le dijo “ve a México para estar con tu familia, por la titularidad no te preocupes. Así llegues una hora antes del partido, juegas”.

Y fue como Oswaldo acompañado por Jorge Campos, auxiliar del apodado “Bigotón”, partió rumbo a Guadalajara, sepultó a su padre y viajó de regreso a Alemania para cumplir su más grande sueño, jugar una Copa del Mundo.

Algo increíble fue el gesto que tuvo el representativo de Iránen aquel partido de la fase de grupos, pues le obsequiaron al arquero mexicano un arreglo de flores en honor a su padre y se guardó un minuto de silencio antes del sol atado inicial.

Como era de esperarse, Oswaldo rompió en llanto y con un sabor amargo, pudo cumplir el sueño que compartía con su padre, poder disputar un partido en el Mundial.

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