La rivalidad entre Atlas y Chivas es una de las más añejas en el futbol mexicano y a lo largo del tiempo han escrito capítulos imborrables en las memorias de cada uno de los aficionados, entre ellos destaca un ídolo rojiblanco, Jaime “Tubo” Gómez.
Hay acontecimientos que pasan de generación en generación y, aunque muchos no los hayan vivido en carne propia, las imágenes y anécdotas que quedaron plasmadas en las páginas históricas del Clásico Tapatío le han dado un sabor especial al encuentro.
Tal es el caso del histórico guardameta del Guadalajara, parte fundamental del ‘Campeonísimo’ y protagonista de una escena histórica y memorable.
Era el año 1955, cuando el conjunto rojiblanco enfrentó a su acérrimo rival en una edición más de este vibrante encuentro. Chivas fue ampliamente superior, logrando irse arriba en el marcador muy temprano en el partido, poniendo el 3-0 antes de los primeros diez minutos de juego.
La presión de los aficionados rojinegros caía sobre Jaime “Tubo” Gómez, quien recibió muchos gritos e insultos debido al resultado parcial que mantenían los rojiblancos. Guiado por la adrenalina y además, percatándose del nulo ataque a su marco, pensó en alguna forma de responderle a todos los seguidores rivales. El guardameta pidió una pequeña historieta y se sentó, apoyando su espalda en uno de los postes. El árbitro central nunca se percató y los fotógrafos, al momento, plasmaron una imagen que, tal vez sin pensarlo, se convertiría en algo histórico.
En una entrevista concedida a un programa local en Guadalajara, que data del 2011, la leyenda rojiblanca, “Tubo” Gómez (QEPD), relató con emoción el acto.
“Fue allá por 1955, quedamos 5-0, Atlas venia de Segunda División y venía muy mal, les pudimos meter una goleada de espanto, pero como no les dimos de nada, porque a los 30 segundos metimos el primer gol, al minuto 6 el segundo y a los 7 minutos el tercero, los fanáticos de Atlas me empezaron a fastidiar. Entonces pensé: “Les voy a hacer algo que les duela para toda la vida, me voy a sentar a leer… A nadie se le ocurre y nadie se atreve”.
Entonces a un aficionado le pedí su cuento, me fije que el árbitro no me estuviera viendo, me siento y me toman la foto. Me levanté y les dije “Están servidos señores”, a la fecha, todavía no se les olvida”
Para los rojiblancos, el recuerdo del “Tubo” Gómez será eterno.