Durante la carrera, tan pronto como se les dio la señal de salida, partieron como rayos hacia la conquista del triunfo y de la reafirmación de sus convicciones basadas en el color de su piel.
Con el número 307 en el pecho y espalda, Smith pudo haber hecho un mejor tiempo, ya que tal vez de no haber alzado los brazos en señal de victoria, ahora se hablaría de 19.7 segundos, o menos, pero a él le importaba ganar y dejar constancia absoluta y real del poderío de su raza.
Smith siempre creyó y confió en su triunfo.
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