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La presencia de Miguel Herrera, en cualquier lado, genera tumultos, caos y un sinfín de gente que quiere tomarse la foto con el personaje de moda en el futbol mexicano.
Es la manera en que se demuestra en los hechos que, otra vez, el Piojo ha vuelto a enamorar al americanismo. A esa exigente fanaticada le ha complacido con unas Águilas líderes e invictas en el Clausura 2018 y el pase a cuartos de final de la Liga de Campeones de la Concacaf amarrado.
El andar de Herrera, ayer en el aeropuerto capitalino, fue plagado de aficionados que querían una rúbrica o instantánea del técnico azulcrema. Hasta siete efectivos de seguridad de la terminal tuvieron que acompañarlo hasta la puerta de salida. Lo escoltaron para evitar el acoso de la muchedumbre, que no tardó en identificarlo y perseguirlo a donde iba.
Pero Herrera sabe que sin el talento de sus jugadores, sería prácticamente imposible tener al América en las alturas de la Liga MX. A ellos, el estratega les entrega flores verbales, se deshace en elogios hacia sus dirigidos, quienes le han llenado el ojo durante este semestre.
“Vamos muy bien. Físicamente están todos prácticamente a tope. Volteas a la banca y ves muchos recursos”, describe.
Luego, enlista lo que le ha gustado de cada uno. Tiene una columna vertebral que le ha rendido frutos en las dos competencias en las que están inmersos los emplumados.
“Emanuel [Aguilera] y Bruno Valdez, la labor que hacen atrás es formidable. Mateus [Uribe], Guido [Rodríguez] tienen un despliegue importante; Cecilio [Domínguez] ha brindado muy bueno partidos”, aplaude.
Continúa con los halagos, ahora, a sus refuerzos “bomba”, quienes aún no acaban de tener la actividad y el desempeño que generó altas expectativas a su llegada al Nido.
“[Ante Veracruz] Andrés Ibargüen tuvo una oportunidad que pudo acabar en gol y Jérémy [Ménez] generó opciones”, recuerda.
El duelo más brillante que ha ejecutado el América del Piojo en esta segunda etapa fue ante Saprissa.
Los amarillos destrozaron al Monstruo Morado tico como visitante 5-1. Resultado tan inesperado como merecido. En todo momento, los de Coapa fueron superiores y hasta el marcador se quedó corto para lo que se vio en el terreno de juego.
“Estamos para jugar así todos los partidos. Los muchachos hicieron un gran esfuerzo”, narra Herrera.
Sin embargo, el timonel azulcrema quiere desterrar cualquier exceso de confianza o vanidad en su equipo.
El camino, vislumbra, aún es largo, porque quedan tres instancias más para coronarse en la Concachampions y apenas se va a rebasar la mitad del Clausura 2018.
“Todavía no somos campeones. No hemos conseguido nada”, ataja.
Pero al Piojo se le ve feliz. Disfruta su momento, ese en que el americanismo está embelesado con su labor. Miguel Herrera es un fenómeno: los aficionados a las Águilas y hasta los curiosos que lo ubican quieren una fotografía su lado.