Cada vez que el fútbol toca el avispero de los Balcanes explota la polémica. El último capítulo se vivió en el Serbia-Suiza, cuando Xherdan Shaqiri y Granit Xhaka, ambos con raíces albanesas, celebraron los goles haciendo el águila que simboliza su país de origen.

Un gesto vivido como una provocación en Serbia y que motivó que la FIFA, siempre reacia a que la política se mezcle con el deporte, abriera un expediente y estudie sanciones contra los jugadores y contra el país.

El duelo, en el que Suiza ganó 1-2, prosiguió tras el silbido final del árbitro alemán Felix Brych.

Los serbios consideraron una provocación la celebración y apuntaron directamente al colegiado, a quien acusaron de imparcialidad.

El seleccionador serbio, Mladen Krstajic, llegó incluso a decir en la rueda de prensa que Brych debería ser juzgado en el tribunal de La Haya, el mismo que estudia los crímenes en la antigua Yugoslavia.

Dos días después del partido, la Federación Serbia emitió un comunicado en el que consideraba "turbio" que un germano pitara un partido con Suiza, país que tiene un cantón alemán, al tiempo que señalaban que se había utilizado de forma parcial la asistencia de vídeo, sobre todo en un penalti a Aleksandar Mitrovic.

Los suizos, por su parte, aseguraron que los aficionados rivales silbaron durante todo el partido a sus futbolistas de origen albanés, Shaqiri, Xhaka y Blerim Dzemaili, además de a Valon Behrami, de origen kosovar.

Pese a ello, afirmaron que no respondieron a las provocaciones y consideraron normal que, dado el contexto que vive su país de origen, se dejaran llevar por la emotividad tras marcar gol.
Por ese motivo, el presidente de la Federación Suiza, Peter Gilliéron, consideró poco probable que sean sancionados o, en todo caso, de forma muy ligera.

"Una sanción sería un mazazo. Hemos defendido nuestros argumentos y tenemos la suerte de contar en nuestra delegación con Claudio Sulser, expresidente de la Comisión de Disciplina de la FIFA", afirmó.

Gilliéron respaldó a sus jugadores y se mostró convencido de que la FIFA se pronunciará con rapidez "para que el fútbol siga siendo lo más importante".

Al contrario, consideró que quien debería ser sancionado es Krstajic por sus palabras contra el árbitro tras el partido.

Gilliéron aseguró que, lejos de perturbar a sus jugadores, este asunto reforzará la cohesión interna del grupo y el compromiso de Shaqiri, Xhaka con Suiza.

En Suiza, el caso ha llegado hasta las más altas esferas y los futbolistas han recibido el apoyo explícito de los ministros de Deportes, Guy Parmelin, y Exteriores, Ignazio Cassis.

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