John Coates, presidente de la Comisión de Coordinación de los Juegos Olímpicos de 2020, defendió este viernes la decisión del COI de trasladar al norte de Japón el maratón y la marcha del evento por motivos meteorológicos, insistiendo en el carácter definitivo de esta decisión. 

Coates dijo entender "la gran decepción" de los ciudadanos de la capital japonesa, pero explicó que esta decisión se tomó luego de los Mundiales de atletismo de Doha, en los cuales decenas de atletas agotados por el calor tuvieron que recibir asistencia médica. 

Coates se reunió este viernes con la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, que un poco antes había expresado en una cadena de televisión su fuerte rechazo a un cambio de lugar del maratón. 

Antes de su encuentro con Koike, Coates declaró a la prensa que pensaba en primer lugar en "la salud y el bienestar de los atletas". 

"Al COI le chocó lo que vio en Doha en condiciones muy similares a las esperadas en Tokio en lo que concierne al calor y la humedad", apuntó Coates. "No queríamos que el recuerdo que se quedara de Tokio sea el de imágenes parecidas a esas que ustedes han visto en Doha en el maratón", añadió. 

El presidente de la Comisión de Coordinación señaló que no eran viables otras soluciones planteadas, como adelantar la hora de inicio a las 03:00 de la madrugada, por problemas de transporte y por la dificultad de asegurar la retransmisión televisiva de una prueba nocturna. 

Coates propuso organizar en la capital nipona la ceremonia de entrega de medallas. La cuestión de las pérdidas financieras debido a esta decisión también se estudiará, precisó. 

La ciudad de Tokio ha comprometido gastos considerables para reducir los efectos del calor asfixiante y húmedo de sus veranos, especialmente para recubrir el recorrido del maratón con materiales especiales. Parte de los boletos ya han sido vendidos. 

Koike dijo este viernes que estaba "muy sorprendida" por esta decisión. "Desafortunadamente, no se nos ha dado una razón convincente para todo el mundo", aseguró a la prensa. 

De junio a septiembre de 2018, cerca de 93.000 personas acudieron a los servicios de urgencias en Japón por golpes de calor, y 159 de estos pacientes fallecieron. 

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