A mediados de julio pasado, la aerolínea árabe Emirates anunció el inicio de operaciones en el país, a través de un vuelo que conectará a Dubái con la Ciudad de México, vía Barcelona.
Inmediatamente, líneas aéreas y pilotos, sobre todo de Aeroméxico, se manifestaron en contra de este vuelo, pues aseguran que Emirates cuenta con subsidios por parte del gobierno de Dubái para comprar turbosina a un precio más bajo y, además, paga menos por las tarifas aeroportuarias.
Lo anterior representa una competencia desleal para las aerolíneas mexicanas, las cuales no cuentan con este tipo de incentivos.
La llegada de Emirates a México está sustentada en el convenio sobre servicios aéreos entre México y Emiratos Árabes Unidos firmado en octubre de 2012 y ratificado por el Senado en 2015.
Este convenio le permite a la aerolínea árabe volar desde Dubái a la Ciudad de México, con escala en Barcelona, con derechos de tráfico de quinta libertad entre España y México.
La quinta libertad se refiere a que una aerolínea puede utilizar un acuerdo bilateral aéreo para iniciar una ruta en un país A, en este caso Dubái, con otra nación B (España) para acceder a un tercer país C (México), llevando pasaje del B al C.
Es justo en el tramo Barcelona-Ciudad de México donde Aeroméxico considera que existe una afectación a sus operaciones, pues el mayor tráfico de pasajeros se da en esta ruta que ya opera la empresa mexicana, puesto que muy pocas personas tienen como destino final Dubái.
Aeroméxico incluso se amparó en contra del permiso otorgado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) a Emirates para la operación de esa ruta, así como por las tarifas del vuelo y por la omisión de la dependencia de solicitarle a la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) la asignación de los horarios de aterrizaje y despegue.
La aerolínea mexicana perdió el amparo.
La Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA) también está en contra del vuelo Barcelona-Ciudad de México que operará Emirates, pues asegura que cuando una aerolínea árabe entra a competir en una misma ruta con una compañía local, se ponen en riesgo entre 600 y 800 empleos.
Los pilotos argumentan que el mercado México-España le corresponde únicamente a las aerolíneas de estos países; por lo que la escala de Emirates en Barcelona debería ser solamente técnica, como lo hace Turkish Airlines.
Además, Emirates no permite a sus trabajadores la libre asociación en un sindicato, lo que les da una ventaja competitiva.
La aerolínea árabe asegura que es financieramente transparente y no recibe subsidios.
De acuerdo con su reporte anual 2018, Emirates recibe 48% de su financiamiento de arrendamiento puro; 30%, de la banca comercial; 15%, de agencias colocadoras de crédito a países exportadores, bonos y un fondo islámico, pero no percibe recursos por parte del gobierno de Dubái.
Además, desde 2008 la aerolínea recluta a personal mexicano, por lo que no se verán amenazadas las fuentes de trabajo.
El 30 de agosto pasado, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México le asignó a Emirates horarios (slots) para la temporada de invierno, pero aún falta que la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) apruebe la ruta.
Contrario a la tendencia, Emirates apuesta por opciones de lujo para sus pasajeros, como cabinas privadas donde tienen acceso a una regadera.
Lujo
Mientras que la mayoría de las aerolíneas se esfuerza por recortar costos en comida, amenidades y servicios, Emirates trata de ofrecer cada vez un mejor servicio, con opciones de lujo como cabinas privadas en las que el viajero incluso tienen acceso a una regadera.
Además, en sus aviones las comidas son cinco estrellas, hay menú vegetariano, los productos de higiene para el vuelo son de marcas de lujo y hay paquetes especiales para niños que incluyen un animal de juguete como acompañante de vuelo.
Otro punto es que, históricamente, Emirates fue la primera aerolínea en ofrecer pantalla en cada asiento de todos sus aviones desde 1992.