La salida de mandos medios de personal de confianza y la incertidumbre sobre las condiciones salariales que tendrán los trabajadores sindicalizados han paralizado la actividad de la banca de desarrollo en aprobación de créditos y dispersión de recursos.
Hasta el momento, aproximadamente 300 directores de área han salido de Banobras, Nafin y Bancomext, con lo que los trabajadores de base han tenido que ocupar dichas funciones. En el caso de Bansefi, se reporta que no han sido dispersados recursos que se entregan a intermediarios financieros y microfinancieras en distintos municipios del país.
“No está fluyendo nada. Yo tengo desesperados a mis asociados. SiBansefi no dispersa nos va a dejar colgados con la cartera de crédito”, dijo a EL UNIVERSAL el director de una de las asociaciones de microfinancieras más importantes que opera en México y que lleva recursos a municipios sin servicios bancarios.
El secretario general del sindicato de trabajadores de Banobras, Miguel Osorio, informó a esta casa editorial sobre la salida de al menos 100 mandos medios de la institución, lo cual pone en riesgo la operatividad del mayor banco de desarrollo del país.
“Está en riesgo la operación. Tenemos planes de contingencia y se han tenido que poner en marcha. No se tenía dimensionada la cantidad de personas que salieron y en algunos casos las áreas completas se fueron”, dijo el representante sindical.
La banca de desarrollo en México es la encargada de financiar proyectos de infraestructura, así como la actividad de pequeñas y medianas empresas y sectores no atendidos por la banca comercial.
Para dimensionar su importancia, los datos más recientes de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) muestran que a septiembre de 2018, la cartera de crédito de la banca de desarrollo en México alcanzó 922 mil 425 millones de pesos.
El dato es comparable con la cartera de crédito del principal grupo financiero del país, BBVA Bancomer, que al cierre de 2018 alcanzó un billón 142 mil millones de pesos. En el caso de Banorte, su cartera total superó los 769 mil 433 millones.
De acuerdo con Osorio, la situación en Banobras está provocando un ambiente laboral enrarecido a falta de definiciones sobre el futuro de sus trabajadores, en tanto se desconozca el personal que se quedará en la institución y las labores que tengan que desempeñar.
“¿Al rato a quién le van a interesar los créditos? Se puede entrar en un proceso de indefiniciones hacia los clientes de que no haya alguien que atienda, que pueda resolver sus dudas, que no haya quien lleve a cabo los procesos para los créditos. Esa es la parte que sí nos preocupa”, expuso.
“Ahora trabajamos de manera emergente, pidiendo al personal que se haga cargo de ciertos temas, pero no podemos estar trabajando siempre así. No somos los únicos, en general la banca de desarrollo está operando así”, añadió Osorio.
Arranque lento. El director de la Asociación Mexicana de Entidades Financieras Especializadas (Amfe), Enrique Bojórquez, dijo que la operación de la banca de desarrollo arrancó más lenta si se compara con otras administraciones, pero hay confianza de que a mediados de año retome su ritmo para no afectar sus funciones de otorgamiento de crédito.
“Complica al arranque en lo que nos alineamos a la nueva forma de trabajar y los nuevos programas, porque con tantos cambios implica un gran reto y en estos primeros meses estamos viendo una serie de movimientos bastante radicales a lo que habíamos esperado”, dijo.
De acuerdo con Bojórquez, se han tenido acercamientos con los nuevos directivos de la banca de desarrollo, pero aún es muy pronto para evaluar los resultados.
Hay nuevos programas distintos y una reestructura bastante fuerte y eso ha hecho que el inicio no sea lo dinámico que uno hubiera esperado con continuidad, pero esperemos que sean positivos y se consigan las metas y los objetivos que está persiguiendo el Presidente, añadió.