Desde ayer, la nueva Ley contra comida chatarra en escuelas de San Luis Potosí se comenzó a aplicar con el objetivo de reducir el consumo de productos ultraprocesados entre niños y jóvenes.

La medida, que busca mejorar la salud de la población estudiantil, ha sido respaldada por Fernando Díaz de León Hernández, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco - Servytur), quien subrayó la importancia de priorizar el bienestar infantil sin descuidar el comercio local.

Díaz de León, reconoció que la restricción en la venta de alimentos con alto contenido calórico y de azúcares, dentro y en las inmediaciones de las escuelas puede representar un impacto en los negocios que dependen de estos productos.

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Sin embargo, destacó que esta situación también abre una oportunidad para la transformación del sector.

“El comercio siempre ha sabido adaptarse a los cambios y si bien esta medida puede afectar a quienes se dedican a la venta de este tipo de productos, también existe la posibilidad de evolucionar hacia opciones más saludables sin perder clientela”, señaló el líder de la Canaco.

El empresario enfatizó que es fundamental encontrar un equilibrio entre salud y economía, asegurando que la implementación de esta ley no debe significar una amenaza para los comerciantes, sino un incentivo para diversificar su oferta y mantener el consumo dentro del sector local.

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“La clave está en la creatividad y en entender las nuevas tendencias de consumo ya que los padres y alumnos seguirán comprando en estos comercios si encuentran alternativas atractivas y saludables”, explicó.

Asímismo, indicó que "es un buen momento para impulsar productos frescos y nutritivos que, además de cumplir con la normativa, brinden un beneficio real a la comunidad”, agregó.

Mientras tanto, diversas voces dentro del sector comercial manifestaron sus inquietudes sobre el cambio, señalando que la adaptación no será inmediata y que aún existen dudas sobre cómo se aplicarán las restricciones en el día a día.

Algunos comerciantes externaron su preocupación sobre la viabilidad de modificar su oferta sin incurrir en costos adicionales que puedan afectar su rentabilidad.

“Es una gran iniciativa, ya que los niños y jóvenes pasan mucho tiempo en la escuela y lo que comen ahí influye en su salud a largo plazo, sin embargo a los que vendemos este tipo de comida si nos puede llegar a afectar" mencionó una comerciante.

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