Los recientes ajustes en los requisitos para acceder a un crédito de vivienda fueron recibidos con optimismo por el sector inmobiliario, pues representan una oportunidad para que más trabajadores puedan obtener su primera casa.

Sin embargo, la presidenta de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios en San Luis Potosí (AMPI), Olga Espitia Lanuza, advirtió que estos beneficios deben acompañarse de una política pública integral que garantice la viabilidad a largo plazo de los créditos.

La representante inmobiliaria destacó que el nuevo esquema simplifica los trámites para quienes antes no podían acceder a un crédito por falta de documentación o historial laboral.

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“Ahora solo se solicitan tres requisitos básicos: tener un empleo formal con al menos seis meses de antigüedad, que sea el primer crédito del trabajador y que los ingresos no superen dos salarios mínimos. Esto abre la puerta a más personas”, explicó.

No obstante, Espitia consideró que los montos alcanzables con este tipo de créditos resultan insuficientes para adquirir una vivienda bien ubicada, lo que podría obligar a las familias a desplazarse a zonas más alejadas, con costos elevados de transporte y menor acceso a servicios.

“La facilidad para obtener un crédito no debe traducirse en un problema a futuro. No se trata solo de conseguir la casa, sino de poder mantenerla. Si los gastos de movilidad son altos, el pago mensual se vuelve insostenible”, subrayó.

La presidenta de AMPI recordó que en el pasado ya se han registrado casos de familias que perdieron su vivienda debido a los gastos adicionales derivados de la distancia o del mantenimiento. Por ello, insistió en que los programas de crédito deben ir acompañados de estrategias urbanas que promuevan el desarrollo habitacional cerca de zonas laborales e industriales.

Poca vivienda económica, auge de propiedades recuperadas

Espitia mencionó que actualmente la oferta de vivienda económica en San Luis Potosí es limitada, aunque hay un movimiento importante en el mercado de casas recuperadas o de segunda mano, que muchas familias venden para mejorar su calidad de vida.

“En este momento, lo que más se está comercializando es la vivienda usada, aquella que los propietarios deciden vender para adquirir una casa más amplia o en mejor ubicación”, detalló.

De acuerdo con la presidenta de AMPI, el año 2026 podría marcar una recuperación significativa en el sector, gracias a los nuevos programas del gobierno federal y a la participación de desarrolladores privados interesados en proyectos de vivienda social.

“Ya hay empresas con trámites avanzados para construir viviendas de interés social. Con los nuevos apoyos, se espera que el próximo año sea el punto de repunte para el mercado inmobiliario”, añadió.

Viviendas dúplex, una alternativa accesible

Entre las tendencias para el futuro cercano, Espitia señaló que los desarrollos tipo dúplex se perfilan como una opción viable para las familias de bajos ingresos, pues reducen el costo del terreno y se ubican en zonas con todos los servicios.

“Son viviendas dignas, en áreas con transporte, escuelas, supermercados y, sobre todo, cercanas a los parques industriales, lo que reduce el gasto en movilidad”, explicó.

Finalmente, Espitia enfatizó que los nuevos esquemas de crédito representan un avance importante, pero reiteró que su éxito dependerá de que existan políticas públicas que aseguren la sostenibilidad económica y social de los beneficiarios.

“Es positivo que se abran más oportunidades para los trabajadores, pero debe garantizarse que puedan sostener su vivienda a largo plazo. No se trata solo de adquirir una casa, sino de conservarla y habitarla dignamente”, concluyó.

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