Las fugas de agua que no se perciben a simple vista representan un problema más serio de lo que parece.
De acuerdo con el organismo operador Interapas, una filtración mínima en las instalaciones domésticas puede provocar la pérdida de al menos 200 litros de agua cada semana, afectando tanto el suministro como la infraestructura del hogar.
Ante este escenario, el organismo recomendó a la población revisar de manera constante las tuberías y conexiones internas, aun cuando aparentemente no presenten fallas.
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La llegada de la temporada invernal puede agravar este tipo de problemas, ya que las bajas temperaturas suelen deteriorar las instalaciones y complicar las reparaciones.
Entre las señales de alerta se encuentran manchas de humedad en muros o pisos, así como goteos persistentes en llaves y sanitarios.
Aunque se trate de filtraciones pequeñas, el impacto en el consumo de agua puede ser considerable con el paso del tiempo.
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Interapas señaló que un aumento inusual en el recibo o en el consumo de agua es uno de los principales indicios de una fuga no visible, por lo que el organismo envía avisos de “alto consumo” a los hogares como una medida preventiva para advertir sobre posibles fallas internas.
Finalmente, el llamado es a la corresponsabilidad. Cuidar el agua comienza en casa, por lo que mantener las instalaciones en buen estado permite un uso más eficiente del recurso durante todo el año y contribuye a evitar desperdicios que, aunque no se vean, sí se reflejan en el consumo.