El nuevo presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), Luis Niño de Rivera, dice que el país tiene las condiciones para mejorar su crecimiento y que el arranque de 2019, con un cambio de gobierno, es similar al inicio de otros sexenios.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el directivo comenta que hay respaldo por parte de los bancos a las iniciativas y medidas que ha aplicado hasta el momento el presidente Andrés Manuel López Obrador, particularmente en el combate a la corrupción.

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Menciona que con la llegada de Banco Azteca a la presidencia de la ABM se busca tener una banca más cercana a la población, en la que los principales retos son aumentar la inclusión financiera y avanzar en la estrategia tecnológica entre bancos y autoridades financieras para combatir el uso del efectivo en México.

¿Cuál es el principal reto que asume con la llegada a la presidencia de la ABM?

—La inclusión financiera. El acercamiento de los servicios financieros a todas las regiones del país. La transformación de la regulación en la forma de mayor competencia para todos los bancos y ver que el uso del efectivo se reduzca con el uso de la tecnología.

¿Es factible darle la batalla a la utilización del efectivo en un país como México?

—Debemos trabajar de mano de la banca, reguladores y supervisores, para que se tomen las decisiones de política pública que se necesita para llegar a ello.

La tecnología es lo que tiene que ir a las poblaciones más alejadas. Si no tienes medios alternativos, nada más te queda el efectivo, pero si llevamos medios de pago electrónico a lugares remotos el efectivo no es la única opción.

Por otro lado, tienes que tomar decisiones de política pública que te lleven a eso.

El Presidente reiteró su compromiso de no promover la eliminación de comisiones vía legislativa, pero el Senado sigue el tema...

—El tema de comisiones es el precio por un servicio. Si tú lo que quieres en un país es controlar precios con imposiciones legislativas o regulatorias, lo único que vas a causar es la escasez de ese servicio.

Lo que tenemos que proponer y promulgar es la competencia y el uso de la tecnología para que los costos sean menores y los precios también bajen, pero por que haya una oferta mejor y más barata, no porque haya una imposición.

¿La llegada de Banco Azteca a la presidencia de la ABM puede cambiar la percepción de la gente sobre los bancos?

—Somos 51 bancos en el sistema. Tenemos 50 millones de clientes, 250 mil trabajadores. La banca es lejana para quien no ha tenido la oportunidad de abrir una cuenta, de tener crédito, de usar los medios de pago. Nuestra labor es llevárselos.

No es porque llegó Banco Azteca o Luis Niño de Rivera a la ABM, es porque los bancos tenemos la convicción de que eso es lo que hay que hacer.

El país está cambiando y la banca tiene que hacer lo propio. Para que todos los ciudadanos de México estén en el crecimiento económico debe haber acceso a servicios financieros. Ese es nuestro trabajo.

La relación banca-gobierno es buena, ¿qué papel desempeñará en proyectos de infraestructura?

—La banca tiene captados cerca de 6 billones de pesos. Si nosotros juntamos eso con el dinero que hay en las Afore, que son 3.4 billones, y el dinero que está en los fondos de inversión privada, que son otros 2.6 billones, se tienen 12 billones disponibles para la inversión en los proyectos de infraestructura que requiere el gobierno.

Con eso, más el atractivo que pueda tener el inversionista internacional, porque aquí hay proyectos de alto nivel, de calidad, con estándares internacionales, el dinero es infinito.

La banca puede jugar un papel relevante y eso es lo que queremos hacer. Por otro lado, tienes la distribución de todos los apoyos que quiere hacer el Presidente.

Hay 25 millones de ciudadanos, eso va a llevar recursos a muchos lugares del país, lo cual va a incrementar la actividad económica. Nos va a permitir captar nuevos clientes, ofrecer nuevos servicios y promover el movimiento económico de todo el país.

¿Qué dice a las críticas hacia Banco Azteca por la entrega de programas sociales?

—En la dispersión de programas ya hay bancos que lo hacen, algunos en todo el país y otros, en estados y municipios. El país necesita más proveedores para que sea más fácil llegarle a 25 millones de personas. Ninguna institución por sí sola, o dos o tres, van a poder con ese trabajo.

Es inmensa la inversión en tecnología, en infraestructura física, en presencia en distintas regiones del país es muy costoso. Hay bancos que tienen presencia regional que pueden ayudar y otros que tiene presencia nacional, pero todos pueden ser proveedores.

No es que “ya empezamos con estos y se van a llevar todo el pastel”. No es así. El gobierno necesita ampliar la línea de bancos que trabajan en esto para que se asegure que el servicio es de alta calidad.

¿2019 será complicado ante expectativa de menor crecimiento, la presión por Pemex?

—Todos los inicios de administración son complicados, pero en este, que es un cambio de régimen, hay expectativa por un lado para saber por dónde se va a ir, pero por otro lado hay mucha claridad en cosas que venía diciendo el Presidente durante la campaña y que ha hecho puntualmente.

Sobre el combate a la corrupción, quien se sorprenda de que lo está haciendo no escuchó durante la campaña y [el Presidente] lo está haciendo muy bien y con buena respuesta de la población. El respeto al Banco de México, sin lugar a dudas es muy favorable. El manejo de las finanzas públicas, con disciplina y sin déficit, es algo muy favorable.

La promoción de la inversión privada y pública, conjunta y por separado, es muy importante.

El interés de concluir el T-MEC también es una señal muy positiva. Yo no lo veo complicado. Lo veo lento, como todos los inicios, la segunda mitad debe ser mejor. Tenemos todo sobre la mesa para que el país empiece a crecer a mejor ritmo.

¿Se promoverán cambios en regulación para bancos medianos y pequeños?

—En México, el estándar más alto se aplicó para todos. Nosotros hablamos de regulación diferenciada para bancos medianos y pequeños, cuando en el mundo se habla de lo opuesto.

A los bancos que se dedican a ofrecer un solo tipo de producto o que están en una región del país, hay que construirles un entorno regulatorio acorde a los riesgos que tienen y al manejo de su institución.

Se deben mantener los estándares de capitalización, liquidez, de prevención de lavado de dinero y de reservas, pero que el costo regulatorio no sea tan elevado que no tengan que tener áreas enormes de cumplimiento y administración de riesgos, cuando no corren los mismos que un banco grande.

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