La propuesta para acortar la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales deberá aplicarse con mesura y de manera escalonada, advirtió el presidente de Industriales Potosinos A.C. (IPAC) Rodrigo Sánchez.

Su presidente señaló que, aunque la medida responde a necesidades sociales legítimas, una implementación precipitada podría golpear con mayor fuerza a los negocios más pequeños.

El dirigente empresarial explicó que en la organización reconocen la importancia de que las familias pasen más tiempo juntas.

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“Nos interesa que los trabajadores tengan espacios reales de convivencia con sus hijos y se fortalezcan los vínculos familiares”, apuntó.

Sin embargo, aclaró que el sector productivo enfrenta todavía un ritmo basado en jornadas de 48 horas y necesita tiempo para adaptarse sin poner en riesgo su operación.

De acuerdo con el presidente de IPAC, la mayor inquietud se encuentra en los emprendimientos de menor escala.

“Un restaurante familiar, una fonda o un negocio atendido por una sola persona no puede prescindir de un día completo de trabajo sin resentirlo inmediatamente”, señaló.

La ausencia de un empleado clave, como un único mesero o encargado, puede traducirse en la pérdida de hasta una quinta parte de las ventas, una afectación directa que, dijo, muchos pequeños empresarios no están en condiciones de absorber.

En contraste, explicó que las grandes compañías suelen contar con recursos y estructuras que les permiten reorganizar turnos, incrementar la productividad o redistribuir tareas para enfrentar la transición.

“No es que no les impacte, pero tienen más herramientas para amortiguar el cambio”, señaló. En el caso de los micro y pequeños negocios, advirtió, la situación es distinta: una modificación abrupta podría volverlos inviables o empujarlos a recortar personal.

Frente a este panorama, IPAC propone que la reducción de la jornada se realice en etapas y no de manera inmediata.

El dirigente sugirió que la reforma no entre en vigor a principios de 2026, pues el país atraviesa ahora un periodo económico incierto y aún existen pendientes en materia de acuerdos comerciales, como la revisión del Tratado de Libre Comercio.

La alternativa que impulsa el organismo empresarial contempla disminuir la jornada laboral de manera progresiva: dos horas por año hasta llegar a las 40 horas totales en un periodo aproximado de cuatro años.

Este esquema, aseguró, daría margen a las empresas para ajustar sus procesos, capacitar personal, reorganizar horarios y fortalecer la eficiencia sin desestabilizar sus finanzas.

“Lo que buscamos es una transición responsable que permita que la medida cumpla su objetivo sin dejar fuera del camino a quienes sostienen la economía local desde negocios muy modestos”, enfatizó el presidente del organismo.

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