En México, tres de cada cuatro adultos mayores de 60 años y más se ven en la necesidad de trabajar en condiciones más precarias que el resto de la población del país, revelan datos del Inegi a propósito del Día Internacional de las Personas de Edad, a conmemorarse este 1 de octubre.
Los adultos mayores empleados en el país suman 5 millones 62 mil, de los cuales, 74.2% (3 millones 665 mil) se encuentra laborando de manera informal, es decir, sin contar con las prestaciones básicas que otorga la ley, siendo la población de 60 años o más la que muestra el porcentaje más alto entre los otros grupos de edades, de acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo al segundo trimestre de 2018.
Las condiciones laborales de las personas de la tercera edad que se ocupan de manera subordinada y remunerada son más desfavorables respecto a otros grupos, pues es el que tiene el menor porcentaje de trabajadores con prestaciones (50%), el más bajo con acceso a los servicios de salud (38%) y con contratos laborales (38.6%).
Por lo que se refiere a los niveles de ingreso, los adultos mayores tienen el más bajo comparado con otros grupos de edad: 30 de cada 100 adultos mayores que están ocupados (29.5%) ganan hasta un salario mínimo y 23.8% obtiene ingresos de más de uno y hasta dos salarios, además son los que muestran el mayor porcentaje de trabajadores sin ingreso (10%).
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) argumenta que la mayor parte de las actividades generadoras de ingreso de las personas de la tercera edad son las que provienen del trabajo por cuenta propia.
De acuerdo con ese organismo, “esto puede ser consecuencia de la discriminación que les obstaculiza el acceso a un empleo asalariado, como del deseo de estas personas de trabajar de manera independiente, aprovechando las cualificaciones adquiridas a lo largo de su vida laboral, para hacerlo en condiciones que permitan una mayor flexibilidad a la hora de organizar sus actividades laborales y de la vida diaria”.
La información de la ENOE indica que la mayoría de la población ocupada de 60 años o más labora por cuenta propia (49.6%), seguidos por los trabajadores subordinados y remunerados (37.6%).
Son pocos los que llegan a una edad avanzada y tienen los recursos para ser empleadores (8.9%).
Conforme a su actividad de ocupación, 21.3% de la población ocupada de 60 años o más se dedica a actividades elementales y de apoyo, mientras que 20.8% es trabajador agropecuario y 15.2% es comerciante, empleado o agente de venta.
Son pocos los trabajadores dedicados a actividades administrativas (2.7%) o son funcionarios, directores o jefes (2.8%).
Entre los principios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a favor de las personas de la tercera edad resalta “la oportunidad de trabajar o tener acceso a otras posibilidades de obtener ingresos”.
Acorde con este principio, la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores establece en su artículo quinto que las personas de 60 años o más deben tener “igualdad de oportunidades en el acceso al trabajo o de otras opciones que les permitan un ingreso propio y desempeñarse de forma productiva tanto tiempo como lo deseen, así como a recibir protección de las disposiciones de la Ley Federal del Trabajo y de otros ordenamientos de carácter laboral”.