María de los Ángeles Hermosillo es de profesión químico farmacobióloga, directora y fundadora de una empresa de consultoría ambiental, teniendo importantes clientes de talla nacional e internacional en la industria.

Satisfecha por lo que ha logrado, enfrentando sus más grandes miedos al crear su propia empresa, María Hermosillo reconoce que el camino no fue sencillo, pues el éxito que hoy tiene obedece a 30 años de lucha, de tocar puertas, de ser segregada y rechazada por intentar incorporarse en un campo dominado por los hombres. 

"Para donde estoy ahorita como directora tarde 30 años en llegar, ha sido una lucha y entrega constante, primero en decidirme, tuve que soltar miedos y los qué dirán, porque nos enseñaban a estar en casa y no era bien visto salir y trabajar".

En ese tiempo, refiere que fueron innumerables las veces que se le arrebató la oportunidad sin siquiera poder presentar sus servicios.

"Muchas ocasiones desde la caseta de vigilancia me cerraban las puertas, no entendían que hacia una mujer ofreciendo los servicios".

La subordinación de los hombres, el mayor de los retos

Adaluz Martínez Morales, empresaria en el ramo de automatización en la industria de la construcción, platica que desde niña fue tachada como "la oveja negra, la rebelde que no acataba las reglas impuestas por la sociedad".

Es dueña de su propia empresa y al llegar a ocupar un puesto siempre liderado por un hombre, sus luchas se volvieron diarias al intentar ganarse el respeto de sus empleados que se negaban a obedecer órdenes de una mujer.

"Mi cargo es ocupado generalmente por hombres, y me ha tocado batallar porque cómo una mujer los iba a mandar y decir qué hacer, eso me costó muchísimo trabajo, ganarme el respeto y que me vieran no como una mujer sino como líder y sigue siendo difícil hoy en día".

Aunque se tienen importantes avances y cada vez se abren más espacios para las mujeres en distintos sectores, Adaluz reconoce que siguen existiendo gigantes culturales donde la mujer no es tomada en cuenta sino está del brazo de un hombre.

"He notado que los hombres en estos grupos empresariales, políticos y demás, si no te ven del brazo de un hombre no te saludan, no te toman en cuenta sin siquiera saber si estas a su mismo nivel, que ejerces el mismo liderazgo, lo he vivido, me ha tocado, hemos luchado contra el género".

Rompiendo paradigmas 

Leticia Serment Cabrera se convirtió recientemente en la primera mujer en San Luis Potosí en asumir la dirección de un organismo empresarial, ella considera que el principal reto como mujer al frente de Canacintra "es el sentirse bajo la lupa, ya que cualquier cambio de rumbo o modificación a lo que se venía haciendo va a ser juzgado para bien o para mal, y es completamente lógico que la actuación debe cambiar ya que la mentalidad de la mujer es diferente, ni mejor, ni peor, simplemente diferente".

La líder empresarial reconoce que aunque es un gran paso llegar a una dirigencia y trabajar por impulsar y empoderar a las mujeres que se desenvuelven en el ámbito industrial, actualmente no se ha logrado una igualdad de oportunidades en cuanto a puestos y remuneraciones.

Serment Cabrera se desarrolló en un hogar en el que las oportunidades eran iguales tanto para hombres como para mujeres, sin embargo, al crecer se dio cuenta que muchas mujeres vivían lejos de la condición de igualdad.

"Gracias a Dios para mi padre de origen europeo la mujer tenía el mismo valor y las mismas oportunidades que el hombre, por lo cual viví siempre considerando que esto era igual en todos los hogares. Fue cuando crecí que me doy cuenta que la realidad era diferente, el choque más fuerte fue cuando una de mis mejores amigas quiso entrar a la universidad y su padre le dijo que no iba a invertir en sus estudios, ya que más tarde se iba a casar y la obligación de su esposo era mantenerla".

Con 35 años de trayectoria y al convertirse en la gerente de una empresa familiar de la industria alimenticia con una de las marcas más importantes de botana (Provi) en el estado que ha cruzado fronteras a nivel nacional, Lety, como sus amigos la llaman, reconoce que jamás imaginó crecer tanto, pero sabe que es el resultado del trabajo en equipo.

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