La decisión de cancelar la construcción del aeropuerto en Texcoco produjó incertidumbre entre las calificadoras sobre la forma en que se aplicarán las políticas públicas y la certeza para inversionistas durante el próximo sexenio, con lo que lanzaron una advertencia de que existen posibilidades de reducir la nota crediticia del país.

En primer lugar, la agencia Fitch Ratings ratificó la calificación de México en BBB+, pero colocó en negativa la perspectiva crediticia del país, ante dudas sobre el futuro de las reformas y un aumento en el balance de riesgos que tendrá el próximo gobierno.

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“Existen riesgos de que el seguimiento de las reformas aprobadas anteriormente, por ejemplo en el sector de la energía, pueda detenerse, y que otras propuestas de políticas resulten en una menor inversión y crecimiento de lo que se espera actualmente. La decisión de cancelar la construcción de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México envía una señal negativa a los inversionistas”, dijo.

La decisión de Fitch Ratings se dio a conocer unas horas después de que la agencia HR Ratings también colocara en perspectiva negativa su calificación crediticia sobre México, ante las dudas que provocó la cancelación del aeropuerto en Texcoco.

Incertidumbre. Standard and Poor’s informó que la cancelación del aeropuerto no modifica su calificación sobre México, pero cambios abruptos en el sector energético llevarían a reducir su nota crediticia sobre el país.

“Cambios inesperados en las políticas del sector de energía, incluyendo medidas que debiliten la salud financiera de Pemex y de la CFE podrían incrementar los potenciales pasivos contingentes de México. La erosión gradual del perfil financiero que se derive de ello aumentaría la vulnerabilidad de las finanzas públicas antes shocks adversos, y nos llevaría a bajar la calificación”, dijo la firma.

Al mediodía de ayer, Moody’s anunció que la cancelación de la obra en Texcoco no era motivo suficiente para realizar algún movimiento a la baja en su calificación crediticia sobre México; sin embargo, señaló que en un periodo de seis meses se evaluará cuáles son los cambios en políticas públicas del próximo gobierno.

Actualmente, Moody’s tiene la nota “A3” con perspectiva estable, siendo la calificación más alta en grado de inversión que tiene el país.

“La señal nos deja bastante incertidumbre en cuanto a la dirección de las políticas públicas, lo que nos deja interrogantes para los próximos meses. Por lo cual, estaremos bastante atentos”, dijo el analista para México de Moody’s, Jaime Reusche.

Resaltó que por el buen manejo macroeconómico y solvencia que recibirá el nuevo gobierno, se entró en un periodo de observación para conocer el presupuesto y las primeras decisiones a partir del 1 de diciembre.

“Vemos al país con altos niveles de solvencia. No veríamos un cambio brusco en la calificación a menos que exista un shock en las cuentas fiscales”, dijo Reusche.

Sorpresa para analistas. En opinión del director de estudios económicos de CitiBanamex, Sergio Luna, la perspectiva negativa de Fitch y HR Ratings y los comentarios de Moody’s y Standard and Poor’s fueron una sorpresa porque hay alerta por la forma en que el nuevo gobierno afecte el ambiente de negocios.

“Se tiene poco margen de maniobra para hacer errores y que eso tenga un impacto en la calificación y lo que están diciendo es que ese margen ya se está acabando”, dijo el especialista de la institución financiera.

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