La presidenta de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) en San Luis Potosí, Olga Espitia, señaló que la creciente presión en los precios de la vivienda ha modificado las preferencias del mercado, especialmente en los segmentos económico y social, donde cada vez más compradores optan por inmuebles usados ante la imposibilidad de adquirir una propiedad nueva.
Espitia explicó que, en el caso de la vivienda de bajo costo, la oferta nueva se ha encarecido al punto de volverse inaccesible para muchas familias, lo que ha llevado a un aumento en la demanda de casas usadas.
La dirigente inmobiliaria indicó que, a diferencia de la vivienda nueva que generalmente se desarrolla en áreas más retiradas, las propiedades usadas permiten encontrar alternativas dentro de zonas mejor ubicadas y con mayor conectividad urbana.
Por ello, dijo, este segmento se ha vuelto especialmente atractivo para quienes buscan equilibrar costo y ubicación.
No obstante, Espitia subrayó que comprar una vivienda usada requiere una evaluación cuidadosa para evitar pérdidas económicas.
Recomendó que, antes de cerrar una operación, los compradores verifiquen que el precio esté al menos 20 por ciento por debajo de su valor comercial real, ya que ese margen permite destinar recursos a reparaciones, adecuaciones o mejoras necesarias.
“Si el inmueble no tiene un descuento mínimo de ese nivel, las cuentas simplemente no van a cuadrar para el comprador”, señaló.
La presidenta de AMPI recordó que, aunque las propiedades usadas representan una opción viable ante el encarecimiento de la vivienda nueva, los futuros propietarios deben asesorarse adecuadamente y revisar de forma detallada tanto el estado físico del inmueble como la documentación correspondiente.
Espitia concluyó que el desafío principal del mercado es que los precios continúan al alza mientras el poder adquisitivo se mantiene rezagado, por lo que la vivienda usada seguirá creciendo en popularidad, pero también exige compradores más informados y precavidos.