En lo que va del año, más de 175 unidades de transporte de carga han sido robadas en las carreteras de San Luis Potosí, lo que coloca a la entidad en el cuarto lugar nacional en este delito, según datos proporcionados por la Alianza Mexicana de Organización de Transportistas A.C. (AMOTAC).
Raúl Torres, líder estatal de AMOTAC, lamentó que la situación en las vías potosinas “es insostenible” y acusó que no hay acciones concretas para frenar los robos, mientras las pérdidas económicas alcanzan ya los cientos de millones de pesos.
“Nos están dejando solos, sin protección y con un índice bajísimo de justicia, ya que apenas se detiene al 5% de los responsables”, aseguró.
La denuncia de los transportistas va más allá de las cifras. Según Torres, la falta de patrullaje en tramos clave como Matehuala, Huizache, el entronque de Guadalcázar y Villa de Reyes ha convertido a estos caminos en zonas de alto riesgo, donde los operadores viajan con miedo.
“Entre uno y dos camiones son robados cada día en el estado. Y lo que más se llevan es acero, por su fácil comercialización, pero ya no respetan nada: también se roban alimentos, perecederos, herramientas, lo que sea”, indicó el líder de AMOTAC.
A esto se suma la preocupación de que, cuando los afectados logran recuperar sus unidades, en algunos casos las autoridades los regresan sin garantías.
“Al acudir con las autoridades, muchas veces ni siquiera se investiga y eso pone en riesgo la carga, al operador y al camión”, subrayó.
AMOTAC pide al Gobierno federal consideran que los recursos de seguridad del estado son insuficientes. “No vemos patrullas, no hay presencia. Necesitamos que se aumente el número de elementos en carretera, y que se les dé el equipo para hacer su trabajo”, apuntó Torres.
Además, el líder transportista indicó que cada unidad robada significa no sólo la pérdida de los bienes, sino también de la inversión que implica el vehículo y el tiempo que tarda en recuperarse o reemplazarse.
La incertidumbre crece en un sector vital para la economía nacional, donde el miedo al volante se ha vuelto una constante y la impunidad, una carga más pesada que el propio tráiler.