Los food trucks han logrado ganarse popularidad convirtiéndose en los novedosos restaurantes vintage que ofrecen suculentos platillos de forma rápida, cómoda y que gusta al público por la idea de conjugar todo el concepto gastronómico y de servicio al interior de un camión.

San Luis Potosí cuenta con una gran variedad de espacios y negocios de comida de este tipo, donde combis, remolques y camionetas son los protagonistas de la cocina con diseños coloridos y llenos de los símbolos vintage más representativos. Pero San Luis, conserva también algunos de estos negocios que no sólo aparentan ser de otra época, sino que sus orígenes realmente se remontan a treinta años atrás o más; estos son parte de las propias tradiciones de la capital y cualquier potosino sin lugar a dudas los conoce.

En el corazón de la capital potosina, a escasos cinco minutos del Centro Histórico al interior de un camión que antes se usaba para el transporte urbano, se preparan los antojitos más ricos de la zona en “Tortas El Gory”. Se trata de un camión modelo 69 que aún funciona a la perfección y que por casi 40 años se ha convertido en el restaurante favorito de muchos.

Marisela Coronilla Mena, dueña de Tortas El Gory, relata cómo inició este proyecto que se convirtió en la empresa familiar a través del cual se ganan el sustento para su familia.

“Adquirimos este camión hace 38 años, antes vendíamos en un carrito, después una camionetita y ya luego tuvimos la opción de comprar el camión. En el DF hay camiones que son peluquería y nevería y cuando mi esposo los conoció,  tuvo la idea de atender a los clientes sin que estén al aire libre y así mi esposo lo logró acondicionar”.

Durante estos más de 35 años de Tortas El Gory se han logrado ganar el reconocimiento y preferencia de los comensales, pues aunque en la zona hay más de diez negocios de comida a la redonda, este sitio sigue siendo de los favoritos. El camión recibe desde los más sencillos hasta los más distinguidos clientes.

“La competencia nos ayuda siempre a tener mejor calidad, ya somos muy conocidos somos los primeros que llegamos y aquí vienen de todo así sean ricos, pobres y de clase media, nos sorprendió una vez una familia que llegó porque venían de Laredo y tenían un negocio y decían que su local quedó pequeño a lado de nosotros, al verlos me di cuenta que eran gente de buena posición y nos comentaron que si no teníamos otro camión como éste para que se los vendiéramos”.

Para doña Marisela y su familia este camión es mucho más que lámina, mesas y ventanas; se trata del patrimonio de sus hijos, de la forma de ganarse la vida y lo dejó claro defendiéndolo y sacándolo adelante en cada lucha que tuvo que enfrentar.

Los delincuentes hacen de las suyas y en tres ocasiones lo han abierto: se robaron pantallas, mercancía y causaron destrozos, no obstante, el peor episodio que vivieron fue hace ocho meses cuando una madrugada fue “secuestrado” el restaurante rodante.

“Fue un secuestro, se lo llevaron en la madrugada, un vecino le llamó a mi esposo y le dijo se están llevando su camión; no lo trabajamos por un mes buscaron mil pretextos para no dárnoslo, fue un golpe para nuestra economía y cuando nos entregaron el camión, lo abrimos, llore de impotencia... porque yo decidía si no les hacemos daño a nadie sólo queremos trabajar y que nos permitan tener un sustento y no se vale la forma en que nos lo hicieron, seguimos aquí y no nos dejamos caer, de esto mantengo a mi familia y de donde les puedo dejar un porvenir”.

El negocio familiar se ha logrado consolidar y ganar el aprecio de sus clientes, mismos que demostraron su apoyo aún en las situaciones más complicadas, en medio de este trago amargo se dieron a la tarea de recolectar firmas para exigir a la autoridad municipal que devolvieran el camión.

La desesperación por el sin fin de trabas con las que se encontraron al tratar de resolver el conflicto con la administración municipal, llevó a la familia a considerar perder todo y desistir de su amor por la historia de este camión y abandonar las ventas, al realizar un último intento, la familia encontró la solución rentando una casa por la zona para poder estacionar a su camión “El Gory”.

“Ya estábamos pensando en dejarlo u buscar otra forma de vivir, pero encontramos esta casa aquí y nos mudamos para poder estacionarnos aquí, nuestros clientes dicen que a donde vayamos nos van a seguir, pero mi esposo y yo coincidimos que íbamos a defender hasta con nuestra vida el patrimonio de nuestros hijos porque no es justo cuando uno tiene toda una vida hecha a base de esto”.

nancy.hernandez@clabsa.com.mx

vkc

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