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Considerada una de las mejores novelistas latinoamericanas contemporáneas, Mónica Ojeda (Guayaquil, 1988) ha logrado un merecido lugar en la lista de los 39 mejores escritores latinoamericanos de ficción menores de 40 años. Su carrera literaria recoge reconocimientos como el Premio Príncipe Claus Next Generation y el Premio ALBA Narrativa. Ha sido finalista del Premio de Narrativa Breve Ribera del Duero y del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa.
Pregunta: Mónica, sé que ahora vives en Madrid y que las condiciones no siempre han sido hospitalarias para los latinos, ¿cómo vives este proceso?
Respuesta: Para mí ha sido complicado. Recientemente obtuve la residencia legal, pero he estado luchando por conseguirla durante dos años. Las políticas migratorias de España son retrógradas, racistas y violentas. Por otro lado, aquí en Madrid he encontrado amigos muy queridos de distintas partes de España y América Latina. También es en España en donde me han empezado a leer, donde trabajo y escribo. Elegí este país para vivir pese a su racismo institucional porque he encontrado gente a la que amo aquí y soy feliz con ellos.
P: En 2017 fuiste incluida en la lista de los 39 mejores escritores latinoamericanos de ficción menores de 40 años... ¿qué te impulsa a seguir escribiendo?
R: Lo mismo que me ha impulsado siempre: las ganas de descubrir lo que el lenguaje puede ofrecerme en cuanto a experiencia.
P: ¿Qué tipo de escritoras te han acompañado en tu formación?
R: Clarice Lispector, Herta Müller, Armonía Somers, Inés Arredondo, Blanca Varela, Marosa di Giorgio, María Auxiliadora Álvarez, Anne Carson... No terminaría nunca de nombrarlas.
P: La historia de Nefando es un gancho al hígado. ¿De dónde nace la intención de escribir este tipo de historias?
R: Me siento inclinada hacia una escritura que profundice en las experiencias extremas del ser humano. Al ir a esa zona liminal, es evidente que acabo tocando temas complejos, duros de digerir. Intento, de cualquier modo, que la escritura haga que esos temas sean legibles.
P: La pederastia es un tema que resurge con fuerza, hasta cierto tiempo los escritores consideraban que estos temas, difícilmente, los podrían tocar las mujeres. Sin embargo, apareces tú diciéndoles let me show you how It’s done. ¿Consideras que hay una diferencia considerable en cómo cuentan las historias los escritores comparado con las escritoras?
R: Para mí resulta absurdo que todavía haya que decir que no existe tal cosa como una escritura masculina o femenina. Puede darse una escritura desde una visión masculinizante del mundo, y una escritura desde una visión feminizadora del mundo, pero eso no tiene nada que ver con el sexo, sino con la mirada cultural que un autor o una autora tenga sobre las cosas. Ese tipo de escritura es limitada y se maneja por estereotipos maniqueos que no hacen nada por desnudar la verdadera condición humana. En ese sentido, para mí esa escritura ni siquiera es relevante. Las personas escribimos desde distintos lugares y atravesados por nuestros intereses, experiencias, etc. Por supuesto que todos escribimos diferente y a la vez no, porque bebemos de nuestras tradiciones personales. Durante mucho tiempo se decía que solo los hombres podían escribir sobre violencia o que solo las mujeres podían hacer textos de la interioridad, cuando esto nunca ha sido así. Hay que deshacernos un poco de los roles de género si queremos entender que la escritura, la verdadera, la buena, viene de lugares menos normativos y muchísimo más flexibles.
P: ¿Crees que en Latinoamérica esté surgiendo un nuevo movimiento literario, o será acaso que ha sido casualidad que estas autoras coincidan contigo al abordar este tipo de historias?
R: En realidad, no es una novedad que haya mujeres escribiendo sobre violencia, esto ha sido así desde siempre. Siempre ha habido escritoras escribiendo sobre violencia de forma descarnada. Lo que pasa es que antes no las leíamos. Ahora estamos en un tiempo en el que el feminismo nos ha descubierto que hay mujeres escribiendo y muy bien. Las leemos porque son buenas.
P: Tomando la situación actual, ¿ha sido difícil vivir simultáneamente esta pandemia que, por una parte, golpeó a España fuertemente y que, por la otra, Ecuador no logró escapar?
R: Sí, sobre todo para mí ha significado estar asustada por mis familiares allá en Ecuador. Mi papá y mi mamá son población de riesgo. Afortunadamente están bien y nada grave les ha sucedido.
P: Te he visto activa en el movimiento feminista, Mónica. En cuanto al feminismo en Latinoamérica, ¿Qué desafíos enfrenta actualmente?
R: Los feminismos latinoamericanos tienen que revisarse en cuanto a interseccionalidad y antirracismo. Por supuesto, estamos mucho más adelantados en eso respecto a los feminismos del norte, a los que les queda un largo camino para deconstruirse en antirracismo. Aun así, pienso que ese es uno de los grandes desafíos. Otro, el conseguir el aborto libre. Otro, conformar espacios pedagógicos que eduquen respecto a feminismo y nuevas masculinidades.
P: ¿Cómo encara Mónica Ojeda al machismo literario?..¿Ha sido difícil?
R: Para mí no ha sido especialmente duro, creo que he sido afortunada. Claro que he tenido malas experiencias, como todas las escritoras en algún momento (y espero que ya a las nuevas generaciones no les ocurra), pero han sido casos muy puntuales. Una vez, por ejemplo, un escritor se me acercó y me tomó una foto sin mi permiso y luego me dijo cosas sobre mi físico. En fin, creo que cosas de este tipo, lamentablemente, nos han pasado a todas. Hay, además, mucho paternalismo. Creo que si revisamos la historia literaria veremos que hay escritoras geniales que fueron sepultadas y cuya obra no trascendió por el machismo, pero ahora estamos intentando solucionar eso.
P: Al principio de tu carrera resultaba difícil adquirir tus obras dado que no había tanta distribución, pero con apoyo de la editorial Almadía se presentó una oportunidad ¿cómo llegas a esta editorial?
R: Guillermo Quijas se comunicó conmigo y me dijo que estaba muy interesado en publicarme. Por supuesto, yo me puse feliz. Adoro el trabajo de Almadía. Con ellos me siento en casa.
P: ¿Consideras que las editoriales españolas apuestan ahora más por los escritores latinoamericanos?
R: No, creo que hay sobre todo apuestas por escritores españoles. Sí, hay excepciones. Existen editoriales que le dan gran importancia a la literatura latinoamericana, pero son pocas. Los títulos que se publican acá de escritores latinoamericanos son minoritarios teniendo en cuenta la cantidad de literatura que producimos. Y no siempre son los mejores los que llegan y consiguen lectores aquí en España.
P: Para finalizar, ¿cómo vivió Mónica Ojeda este cumpleaños? ¿escribiendo?
R: Comiendo tacos con mi pareja (tengo una taquería mexicana en la esquina de mi casa), escuchando música y viendo películas. No pienso escribir en mi cumpleaños. Me lo doy libre.