El cantante mexicano Alejandro Fernández dice en entrevista que regresa a sus "raíces" con la canción "Caballero", primer adelanto del que será un nuevo disco dedicado al mariachi, la "música que lo vio nacer" y a la que recurre ahora que ha madurado personal y musicalmente.
Tras 17 álbumes de estudio, el "Potrillo", como es conocido el artista de Guadalajara, apuesta por lo seguro, a lo que escuchaba en su casa desde niño, al género que inmortalizó a su padre, Vicente Fernández.
"Este nuevo álbum trata de regresar a mis raíces, a mi cultura, a la música que me vio nacer y con la que crecí. Es retomar el principio", asegura Fernández en entrevista en Los Ángeles durante una visita de promoción de este disco que saldrá en 2020.
La idea de regresar a sus orígenes también hace parte del reflejo de su mayor grado de veteranía, apunta el cantante mientras sonríe y se toca un cabello más gris que negro.
"La gente debería de preocuparse si no ve a un Alejando más maduro. He aprendido muchísimo y todas las experiencias que he tenido las hemos plasmado (en el disco)", explica el cantante de 48 años.
Las letras también han ido cambiando y "los temas ya no son tan ligeritos, sino más profundos", añade el también padre de Alex Fernández, nominado recientemente a dos Latin Grammy, uno de ellos en la categoría de mejor disco ranchero/mariachi, apartado en el que también aparece su abuelo Vicente.
Eso sí, el Potrillo aclara que los años y la experiencia no lo han hecho dejar el amor de lado y este sigue siendo el tema que más alimenta sus canciones.
"Amar y sufrir va a ser una continua (constante) en la vida", zanja.
Precisamente es la historia de un amor prohibido el que inspira la canción "Caballero", en la que un hombre le canta a una mujer que ama en silencio porque ella está comprometida.
Rondando el medio siglo de vida, el cantante hace un recuento de su exitosa carrera desde que hace 27 años grabase su primer álbum de estudio y que lo ha llevado a ganar dos Latin Grammy -en 2000 y en 2004 junto a su padre- y a vender más de 35 millones de copias de sus discos en el mundo.
Con una especie de nostalgia, Fernández aclara que se decidió por este género musical porque cuando comenzó de lleno su carrera había muy pocas estaciones que tocaban mariachi.
"No teníamos una plataforma para podernos proyectar, yo me sentía atado de manos; entonces traté de buscar otras herramientas", otros estilos, explica.
En su búsqueda, y de la mano de Emilio Estefan, Fernández dice que logró crear una fusión con aportes de bolero, pop y de algunos instrumentos típicos de la música mexicana que presentó en "Me estoy enamorando" (1997), un parteaguas en su carrera.
Pero ahora Fernández reconoce que ha llegado la hora de reinventarse.
"El género pop lo podré seguir cantando pero sí creo que tiene como un año de caducidad; no toda la vida vas a poder cantar pop a menos que seas Emmanuel", comenta.
Fernández tiene claro que la música mexicana, y especialmente el mariachi, tiene un rango de vida mucho más largo.
El regreso a sus orígenes también representa para el cantante un homenaje a México y sus grandes artistas, un concepto que resalta en el vídeo de "Caballero", donde se evoca la Época de Oro del cine mexicano y el trabajo de fotógrafos como el reconocido artista Gabriel Figueroa Mateos (1907-1997).
"Tratamos de exaltar toda la "mexicanidad" para que nuestra gente se sienta orgullosa de nuestros valores", indica.
Con este nuevo álbum que aún no tiene un título definido, y que fue grabado entre Barcelona, Los Ángeles y Nueva York, Fernández también quiso apostar a los nuevos talentos mexicanos.
El disco cuenta con la colaboración de jóvenes autores como Christian Nodal, Chico Elizalde, Joss Favela, y Luis Carlos Monroy, entre otros.
El trabajo de Fernández fue reconocido esta semana en la capital estadounidense al recibir el Premio a la Herencia Hispana por su trayectoria musical durante la gala de entrega de estos galardones que entrega la Hispanic Heritage Foundation.
"Me siento muy contento que estén pasando estas cosas, que en estos momentos tan difíciles a personas migrantes como yo, que vengo a trabajar acá, pueda ser un ejemplo", dijo.
Aunque el Potrillo indica que aún hay mucho trabajo por hacer por la comunidad latina, cree que los latinos hacen parte de la historia de esta nación.
"Les guste o no, los grupos hispanos y mexicanos hemos aportado mucho a Estados Unidos", resume.