Lo primero que hace Guillermo del Toro es revisar que el sobre tenga escrito el nombre de su película. Una vez que comprueba que La forma del agua aparece en la tarjeta, sonríe y confirma a los demás que sí es la ganadora como Mejor Película.
La precaución responde al error del año pasado en los premios Oscar, en donde premiaron a La La Landcomo mejor película, cuando en realidad la ganadora era Moonlight.
La sonrisa del tapatío es evidente y abarca todo su rostro. Es la segunda vez que se sube al escenario del teatro Dolby en Los Ángeles. La primera fue para recibir el Oscar como Mejor Director.
En ambas ocasiones, el cineasta mexicano estuvo por minuto y medio dedicando palabras que hacen referencia a su México, a su niñez, a ser inmigrante y al coraje que se necesita para dejar un legado.
“Todo el que sueña con el poder de la fantasía para contar una historia sobre la realidad del mundo se puede hacer, ésta es una puerta y hay que estar dispuestos a pasarla”, dice.
La cinta del mexicano se llevó cuatro estatuillas doradas de las 13 a las que estaba nominada. Banda Sonora y Diseño de Producción completaron la lista ganadora.
Aquellos que han trabajado con el tapatío le aplauden el logro. Joaquín Cosío es uno de ellos. “Constata lo que ya todos hemos sabido: que es un gran director y ha ganado contundentemente, ¡hay que festejarlo!”, expresa el actor.
¡Viva México! Hollywood sintió el ambiente mexicano, no sólo por la presencia de compatriotas como Eugenio Derbez, Eiza González y Salma Hayek. Unas horas antes de que se diera a conocer al ganador, el brillante escenario de la ceremonia (por aquello de que estaba adornado de cristales Swarovski) se puso folclórico.
Bailarines vestidos de mariachis y chinas poblanas, calaveras tradicion