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Como guía turístico especializado en las muertes de Hollywood más destacadas, Scott Michaels está al corriente de la fascinación de los estadounidenses por el lado oscuro de Tinseltown.
Pero nunca vio algo parecido al furor desatado por el 50 aniversario del asesinato de la actriz Sharon Tate y otras cuatro personas a manos de Charles Manson.
"No tiene precedentes, de verdad. Jamás vi tanta fascinación", explicó en su museo de Los Ángeles. "Hice tours adicionales, dos o tres por semana. El éxito es una locura".
Michaels lleva a sus clientes a Cielo Drive, la carretera arbolada y sinuosa sobre Beverly Hills donde la esposa del director Roman Polanski, Sharon Tate, embarazada de ocho meses y medio, fue apuñalada hasta la muerte el 9 de agosto de 1969.
El año pasado, uno de sus clientes fue el director de cine Quentin Tarantino, que se informó para su nueva película "Había una vez en Hollywood", cuyo telón de fondo son los sucesos de Cielo Drive.
Los asesinatos aterrorizaron a Hollywood y coparon los titulares de todo el mundo.
Manson, retratado en su juicio como un joven solitario, loco por las drogas y con fascinantes poderes de persuasión, ordenó a sus devotos que llevaran a cabo asesinatos en barrios blancos ricos con el objetivo de desencadenar una guerra racial.
En la película, que intensificó el interés por una tragedia muchas veces descrita como un momento crucial en la historia de Estados Unidos -el fin de la era de la paz y el amor-, Margot Robbie encarna a la inocente y despreocupada Tate.
"Sharon era hermosa... Se convirtió en un símbolo verdadero del bien absoluto, mientras Manson era todo lo contrario", dice Michaels, quien fue acreditado como asesor técnico en la película.
Manson murió en una cárcel de California en 2017, pero los detalles horripilantes de los asesinatos que ordenó todavía siguen vivos.
Tate, que tenía 26 años, suplicó por la vida del hijo que llevaba dentro mientras los discípulos de Manson la apuñalaron hasta la muerte. Cuatro de ellos irrumpieron en su casa por la noche.
Polanski estaba en Europa, pero otros cuatro invitados que estaban en su casa también fueron asesinados.
Abigail Folger, una heredera del café, estaba leyendo tranquilamente un libro en la cama cuando los atacantes irrumpieron y la mataron.
El museo "Dearly Departed", de Michaels, en Los Ángeles ofrece una variedad de recuerdos macabros y espeluznantes visitas guiadas sobre muertes que van desde Janis Joplin hasta la "Dalia Negra", pero los asesinatos de Manson son especialmente distinguidos.
"Es mi caso favorito. Favorito suena horrible. Pero lo es, debo admitirlo", dice Michaels, señalando que la historia "incluye estrellas de rock, estrellas de cine, glamour y monstruos".
Peggy Miles, una mujer de 56 años que creció cerca de los asesinatos y todavía está fascinada, tomó el "Helter Skelter" tour.
Dijo que a ojos de muchos estadounidenses, los asesinatos transformaron la contracultura hippie de una curiosidad marginal a algo peligroso o malvado.
"Ver a los hippies se convirtió en algo realmente aterrador", explicó.
Muchos de sus vecinos instalaron verjas o compraron armas, y a ella le prohibieron ir sola a la escuela.
El tour toma el nombre del plan de Manson de empezar una guerra racial en Estados Unidos. Él mismo lo nombró así por una canción de los Beatles.
En el autobús también está Lauren Kershner, de 28 años, quien se obsesionó con el culto a Manson cuando era adolescente y leyó cinco veces el libro de Vincent Bugliosi sobre el caso.
"Estoy aquí por el 50 aniversario", admitió.
"Manson tenía tanto control mental sobre la gente que pudo conseguir que mataran por él. Esto me fascina", explicó la joven.
Michaels dice que tal fascinación por los detalles es normal, tanto que incluso Tarantino contactó con él antes de filmar "Había una vez en Hollywood" para pedirle ayuda con la investigación y las localizaciones.
El director le hizo a Michaels preguntas interminables, desde quiénes eran los ocupantes anteriores de la casa Cielo Drive hasta qué libro leía Folger cuando fue asesinada.
"Es algo sobre lo que nunca me cansé de leer o de debatir", explicó el guía. "No lo celebro. Pero es a lo que me dedico".