Aunque la gente que asistió puntual al concierto de Luis Miguel la noche de el lunes en el Auditorio Nacional, muchas fueron las quejas debido al retraso de más de una hora y 25 minutos que tardó el artista en aparecer en escena.
Eso no fue impedimento para que seis clubs de fans aguardaran al artista a las afueras del Coloso de Reforma. Poco les importo el frío y entre bocinas portátiles donde sonaban sus canciones, gorritos navideños y chamarras azules, esperaron por más de seis horas con la esperanza de verlo aunque fuera unos segundos.
Dentro del recinto, la historia fue otra. El retraso de Luis Miguel de más de una hora y 25 minutos fue motivo de críticas hacia el Sol, a quienes muchos tacharon de aparecer en estado inconveniente, lo que de momentos ocasionó abucheos que se escucharon fuera del lugar.
A través de Twitter distintos usuarios dentro del Auditorio expresaron su molestia calificando de vergonzoso el espectáculo, incluso, hubo otros más que exigieron la devolución de su dinero. Fue tal su enojo que en las inmediaciones del recinto, ya empezado el concierto, muchos optaron por abandonar la butaca.
De igual forma fueron más a quienes poco les importó la espera y disfrutaron del concierto, que además de agotar localidades, gozaron del show que duró dos horas aproximadamente.
El Burro Van Rankin, uno de los asistentes, salió una vez iniciado el evento en compañía de una rubia chica para encontrarse en privado con el artista, y aunque se negó a dar entrevistas, aceptaba gustoso a tomarse fotografías con aquellos que lo reconocieron.
Las fans mientras tanto, aguardaron en la parte lateral del Auditorio acompañadas por un pequeño grupo de mariachis y si bien cantaron y corearon porras, algunas mostrando orgullosas sus tatuajes en honor al interprete de "La incondicional", al momento en que el artista abandonaba el lugar, aproximadamente a la una de la mañana, no corrieron con suerte ya que su camioneta dejó el lugar en cuestión de segundos.
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