La primera mujer transgénero que competirá en el certamen Miss Universo quiere hacer historia como un referente para los niños y adolescentes trans alrededor del mundo, independientemente de si gana o no el título de belleza internacional.

La modelo y activista de 26 años Ángela Ponce superó a otras 20 aspirantes en la competencia nacional Miss Universo España el 29 de junio de este año, calificando así para el certamen global, que solo permite la participación de mujeres trans desde el 2012.

"Si mi paso por aquí contribuye para que el mundo avance un pequeño escaloncito, para mí eso es una corona personal que va a venir conmigo siempre", dijo Ponce.

Su participación en el certámen planea usarlo como una plataforma para hacer notar las altas tasas de suicidios entre adolescentes transgénero y cómo los códigos legales siguen discriminando a hombres y mujeres trans alrededor del mundo.

“Creo que es importante que alguien diga yo estoy aquí y que formo parte de la diversidad de lo que es ser mujer y que tengo los mismos derechos que todas”, dijo a The Associated Press en las oficinas de Miss Universo en el centro de Madrid en julio.

La capital española acaba de terminar la semana de celebraciones de orgullo gay de 2018. Cientos de miles marcharon en un ambiente festivo y reivindicativo para exigir igualdad y una mayor visibilidad para personas con identidad de género no binario.

Los activistas recibieron con beneplácito la reciente decisión de la Organización Mundial de la Salud para retirar las identidades trans de su lista de desórdenes mentales.

Pero los manifestantes también aprovecharon las protestas para destacar la discriminación a la que se enfrentan personas trans de todas las edades, incluyendo sus dificultades para conseguir empleo. Un estudio publicado el año pasado por la plataforma europea de colectivos transgénero TGEU halló que el 77,5% de las 885 personas trans mayores de 16 años encuestadas en Georgia, Polonia, Serbia, España y Suecia habían contemplado el suicidio y que 24,5% de ellas lo habían intentado al menos una vez.

Ponce dice que ha protestado cada vez que ha sido seleccionada para algún evento de moda o sesión de fotos solo para ser rechazada una vez que los diseñadores u organizadores se enteraron de que se había sometido a una operación de reasignación de sexo. Pero en esos momentos, su lema de vida _ “Ser la mejor no es una opción, es una obligación” _ le dio la fuerza para seguir adelante con el fin de “cerrar muchas bocas y dejar muchas otras abiertas”.

Su experiencia creciendo en “una familia con mucho amor y mucho respeto” pero sin ningún referente alrededor en un pequeño pueblo en el sur de España, cerca de Sevilla, también puede ser de utilidad para otros, dijo Ponce.

Con el internet como su única fuente de información, un documental en televisión le mostró a Ponce a los 13 años que había un nombre para lo que estaba sintiendo. También la abrió la doble tarea de buscar más pistas, tanto para ella misma como para educar a sus parientes, su círculo social e incluso el médico de la familia con el que inició su transición física. 

“Mis padres nunca tuvieron que ir al colegio para que nada cambiara, no, fui yo”, dijo Ponce, quien contó que se reunía aparte con cada nuevo profesor y le decía: “Aunque en la lista ponga que yo soy (el rey) Felipe VI, a mí llámame Angela”.

Años después, el apoyo que recibió la primera vez que recorrió una pasarela en un desfile de modas amateur desató su interés por el modelaje y la llevó a eventuales victorias en concursos de belleza provinciales.

Cuando la corona de Miss España terminó sobre su cabeza al final de la ceremonia del mes pasado en el noreste de España, Ponce dijo que en ese momento lo único que quería era cerrar los ojos y concentrarse en disfrutar la victoria: “Quería sentir cuando me colocaban la corona porque era consciente de que estaba viviendo un momento histórico”.

En el 2012, una concursante de 23 años amenazó con tomar medidas legales cuando le prohibieron participar en el certamen Miss Universo Canadá por no ser mujer “por naturaleza”. 
Jenna Talackova enlistó a la prominente abogada defensora de los derechos de la mujer Gloria Allred para retar el veto, pero la organización _ entonces encabezada por Donald Trump _ terminó cediendo antes de que el caso llegara a la corte.

Trump, quien vendió la marca Miss Universo antes de convertirse en presidente de Estados Unidos, dijo en aquel momento que no había necesidad de que el concurso se disculpara con Talackova.

“Si ella compite, maravilloso, y si no quiere competir porque quizás piensa que no puede ganar, eso también está bien. No podría importarme menos”, dijo Trump al cibersitio de farándula TMZ
Talackova llegó a estar entre las finalistas del certamen canadiense, pero no ganó y por lo tanto no pudo competir en el Miss Universo.

Seis años después, Ponce dice que la transfobia sigue siendo un problema global aun en España, un país que ve como pionero en la protección de los derechos LGTBI, y entre los mismos miembros de la comunidad de la que se siente parte.

Entre los cientos de mensajes de apoyo que inundaron las redes sociales tras la victoria de Ponce en el Miss España, usuarios identificados como feministas, gay o transgénero también criticaron que este tipo de concursos reducen a las mujeres a objetos de belleza física y no contribuyen a la normalización de las personas trans.

“Si estas son las personas que piden igualdad y me están criticando, ¿cuánto de real tiene lo que estamos manifestando en la calle?”, cuestionó Ponce, agregando que veía como una forma válida de activismo convertir su victoria personal en una victoria para todas las personas transgénero. 
“No podemos ser hipócritas”, señaló. “La belleza vende. Si vende para comprar ropa, el pan, y hasta una lata de atún, también debería ayudarnos a enviar un mensaje de igualdad”.

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