Lo salvaje era los suyo: era dura contra el gobierno por la corrupción, criticaba a los partidos políticos por hipócritas y, por supuesto, a las propias mujeres por la falta de solidaridad entre ellas mismas. "Ni siquiera debería existir un Día de la Mujer", declaró Edith González a El Universal en 2006, justo en el Día de la Mujer.

Por ese espíritu indomable, no es extraño que la telenovela que más encumbró a Edith haya sido "Corazón Salvaje", en la que interpretó Aimée, esa mujer adelantada a su tiempo (la historia se ubica en los Alborea del siglo XX) que tiene la certeza de que ella puede decidir a quien amar y a quien odiar.

González encajó en ese personaje e hizo una mancuerna que dejó huella con Eduardo Palomo, en el papel de Juan del Diablo.

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"Corazón Salvaje". Foto: Archivo

Antes que "Corazón Salvaje" ya había hecho algunos personajes emblemáticos como el de la dulce María Isabel Salvatierra en "Los ricos también lloran" y el de villana en "Rosa Salvaje", donde hizo de rival de amores de Verónica Castro.

Pero el espíritu de González la llevó años después, en 2008, no solo a cambiar de televisora sino a retomar su carrera con otro personaje indomable: firmó con Telemundo para hacer Doña Bárbara, el clásico de Rómulo Gallegos.

Con fuete en mano, González logró hacer un personaje apegado a la historia original, una mujer ambiciosa pero profundamente infeliz porque no es capaz de conseguir que un hombre la ame.

Regresó a México en la última década de su vida para hacer con Azteca algunas telenovelas. Una de ellas, "Las Bravo", quiso aprovechar esa imagen que había cultivado con doña Bárbara pero su último trabajo en televisión fue una comedia llamada "Tres familias".

En cualquiera de ellas, ya fuera una telenovela de drama, tragedia o en tono de farsa, González nunca dejó de ser aquel corazón salvaje de 1893.

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