El menú en prisión consiste en frijoles, muchos frijoles, papas con huevo, que son más papas que huevo, distintos tipos de caldos y a veces pozole, los cuales mantienen alimentados a los presos.
Eso descubrió Ali Valenzuela cuando estuvo en el Cereso de Guaymas, Sonora.
El joven tenía 27 años en ese entonces y luego de pasar un año en detención, le dictaron sentencia de 25 años y medio.
Tras cambiar unas seis o siete de veces de abogado, llegó uno que demostró la inocencia del sonorense y logró su libertad con un “usted disculpe”, después de seis años.
Dentro del penal, Ali encontró un refugio: la cocina. “Me acuerdo que cuando yo le decía a mi mamá que me enseñara a preparar cosas, me sacaba de la cocina y no me enseñaba nada”, dice.
Con la intención de sobrevivir y comer mejor, le entró a la cocina e intentó emular por inercia lo que su madre hacía. Poco a poco desarrolló sazón y pasión por la preparación de platillos.
Su familia le llevó ingredientes que en la cárcel no había, revistas y recetarios, por lo que su conocimiento fue creciendo. Incluso, su recién adquirida habilidad le dio privilegios entre los presos.
“Cuando me pasaron a una zona que era conflictiva, yo veía que ellos se hacían de comer cosas muy básicas, entonces yo les convencí de que consiguieran otros ingredientes y que podía hacerles de comer mejor. Al principio no me creían, pero luego les gustó lo que hacía y me traían un montón de ingredientes”, recuerda.
En el Cereso, los viernes era día de atole y pan de dulce. “Para todos era el mejor día, un pan de dulce era lo máximo, incluso se usaba como moneda de cambio para conseguir otro tipo de cosas”.
Tras las rejas y expuesto a motines y conflictos, Ali tuvo chance de sintonizar MasterChef México. Mirar el programa le dio un nuevo sueño.
“Yo le decía a mis compañeros que un día estaría ahí pero nadie me creía, me tiraban de a loco. Llegó un punto en que me había resignado a quedarme en la cárcel, porque eso pasa. Pero cuando llegó el último licenciado y nos dijo que podía salir, volví a soñar”.
A través de la pantalla conoció la dinámica del programa, la competencia, y se ilusionó con la adrenalina de tener que cocinar contra reloj y ser creativo.
Hasta se hizo fan de los jueces del programa, de entre quienes incluso tiene a su favorito.
“El chef Benito es mi favorito porque creo que, si tuviera su puesto, yo sería igual de exigente y apasionado. Me encanta cómo la chef Betty te explica las cosas y del chef Herrera me gusta mucho su humor negro”.
A dos meses de su liberación, salió la convocatoria de la nueva temporada del programa que se estrena mañana a las 20:00 horas por Azteca Uno.
“Una de mis amigas me avisó. Fue algo de último momento y ella me llevó. Estaba muy emocionado, quería hacer lo mejor y pues me lancé”, cuenta.
A sus 33 años, Ali Valenzuela sabe que su segunda oportunidad y nuevo proyecto de vida está entre el fogón, las cazuelas, los sartenes y las especias.