La inseguridad en Ciudad Juárez, Chihuahua, y sus ganas de terminar la carrera de turismo que cursaba, hicieron que Silvia Sánchez aprendiera el oficio de piñatera y así surgieran las piñatas de Luisito Rey y Luis Miguel, que han causado furor en redes sociales.

La chica de 31 años pasaba por un momento crítico hace casi una década, cuando le comentaron que en El Paso, Texas, podía ganar cuatro dólares por cada piñata hecha.

Sánchez tomó sus cosas y, de la mano de un grupo de ilegales que radicaba en la ciudad estadounidense, aprendió el oficio de los objetos que tradicionalmente permean en las fechas decembrinas.

De regreso a México y con la carrera terminada, inició el proceso para hacer sus propias creaciones, pero encontró obstáculos incluso por parte del Instituto Nacional del Emprendador, donde le dijeron que las piñatas no eran un negocio viable.

“Y hace dos meses, mientras buscaba un local, una persona no quiso rentarme porque dijo que hacer piñatas no era redituable, que debía vender 100 al mes”, recuerda.

En promedio, Sánchez vende 30 piezas a la semana. Desde que ideó la de Luisito Rey, papá de Luis Miguel y considerado el villano de México por Luis Miguel: la serie, lleva vendidas 20 piezas. Y de El Sol, apenas salida el jueves, tiene tres pedidos.

“No me esperaba la respuesta, se hicieron con el afán de hacernos lo que nos guste y ya”, dice en su visita a la Ciudad de México.

“Mucha gente me ha dicho que están baratas (500 pesos, incluyendo dulces y el palo para pegarle), pero para mí es gratificante ver las sonrisas de la gente, creo el precio es razonable”, considera.

En el catálogo de Piñata Feliz, su empresa, figuran Donald Trump, presidente de EU y el futbolista Guillermo Ochoa.

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