Qué tristeza que no valores esta segunda oportunidad que te ha dado la vida de hacer lo que claramente te apasiona: cantar.
Qué lástima que no respetes a quienes te dieron esta segunda oportunidad y que de nueva cuenta creyeron en ti: amigos, socios, empresarios y, lo más importante, nosotros, tu público.
Qué enojo que no valores el esfuerzo económico que hacemos tus fans por pagar entradas a tus conciertos.
Qué desilusión ver a un hombre maduro haciendo berrinches como niño chiquito en el escenario y faltando
al respeto a su equipo.
Qué ilusión que llegue el día que te permitas gozar plenamente de cada segundo sobre un escenario, en lugar de estar pidiendo que le suban o bajen al audio.
Qué tristeza que no valores y te des cuenta que no todos tienen el don de tu voz y no todos pueden tener una segunda oportunidad, sufres de un tema en el oído y si creyeras que hay una parte que tú te la causas, posiblemente harías un alto y empezarías a escuchar lo que claramente no quieres escuchar: los consejos de los que te aprecian y ven tu talento.
Lo que sí queda claro es que tu enfermedad, la que tengas no es terminal, pero tu carrera sí tiene fin y bien podrías decidir cómo terminarla, si disfrutándola o padeciéndola.
Ojalá un día salga de nuevo El Sol a un escenario.
Con decepción, atentamente: Tu fan que te ha visto cinco veces en esta gira.