El Festival de Cannes anunciará este sábado la Palma de Oro, con "Dolor y gloria" como una sólida aspirante a un grial que a Pedro Almodóvar se le ha escapado ya cinco veces.

La película del director español en la que Antonio Banderas se pone en la piel de un cineasta en plena crisis de inspiración no es la única favorita de la crítica: la tragicomedia "Parásito" del surcoreano Bong Joon-ho también pisa fuerte.

Está por ver si las valoraciones de la prensa coincidirán con el veredicto que el jurado presidido por el director mexicano Alejandro González Iñárrituanunciará a partir de las 17H15 GMT.

Y más con una selección abundante en gigantes del cine de autor, como Quentin Tarantino, Terrence Malick, Ken Loach y los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, todos ellos ya coronados en Cannes.

Para Almodóvar, de 69 años, sería una primicia, dos décadas después de intentarlo por primera vez con "Todo sobre mi madre" (premio a la mejor dirección).

Sería el segundo director español en obtener la Palma de Oro, 58 años después de Luis Buñuel por "Viridiana" (ex aequo con "Una larga ausencia", de Henri Colpi).

Considerada como unas memorias del cineasta, "Dolor y gloria" permite seguir en paralelo la historia ficticia de Salvador Mallo (Banderas) y acercarse a la vida privada de Almodóvar, que reconstituyó su propio apartamento repleto de obras de arte para el rodaje. Penélope Cruz interpreta a su madre en su infancia, con unos decorados bañados de luz y colores cálidos.

Pero el público también disfrutó a lo grande en Cannes con "Parásito", irónica referencia a una familia de desempleados que con una buena dosis de ingenio se las arregla para trabajar al servicio de una pareja de burgueses crédulos. Nada sucede como esperado en esta tragicomedia que retrata con picardía las insalvables diferencias entre clases sociales.

Con tanto peso pesado, la selección de 21 películas se convirtió en una de las más heterogéneas de los últimos años.

La estrella del Festival, Quentin Tarantino, flanqueado por Brad Pitt y Leonardo DiCaprio, presentó su carta de amor nostálgico al Hollywood de los años 1960, con "Érase una vez... en Hollywood", que gustó pero también perturbó al retomar la trágica historia de la actriz Sharon Tate, salvajemente asesinada cuando estaba embarazada de Roman Polanski.

Loach recurrió a su lenguaje hiperrealista para denunciar la uberización de la economía que hace del trabajador un nuevo tipo de esclavo en "Sorry we missed you", y Terrence Malick hizo de su omnipresente cámara un personaje más en "A hidden life", ambientada en la Segunda Guerra Mundial, que sonó a grito de alarma ante el auge de la extrema derecha.

El francotunecino Abdellatif Kechiche, ya laureado con "La vida de Adèle" en 2013, tiene pocas posibilidades de repetir después de que su casi pornográfica "Mektoub My Love: Intermezzo" levantara en armas a la crítica en Cannes.

De las cuatro directoras en liza, la francesa Céline Sciamma convenció con "Portrait de la jeune fille en feu", un retrato de un amor prohibido entre dos mujeres en el siglo XVIII. Solo una mujer se ha alzado con la Palma de Oro en el Festival de Cannes, Jane Campion por "El piano", hace 26 años.

Otras películas echaron mano del cine de género para denunciar los tiempos convulsos. Como la estadounidense "Los muertos no mueren", con Adam Driver y Bill Murray, la brasileña "Bacurau" y la senegalesa "Atlantique", que apelan a unirse y resistir.

"Los cineastas no podemos no ser políticos en este momento. Si no nos comprometemos y llamamos a la resistencia, estamos colaborando", dijo a la AFP el director brasileño Karim Ainouz, ganador en la sección Una Cierta Mirada con "La vida invisible de Eurídice Gusmao".

El año pasado, Cannes coronó "Un asunto de familia", del japonés Hirokazu Kore-eda.

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