a seguridad es lo primero y Hollywood lo sabe… aunque a veces los rodajes se van de las manos. Y es que, a pesar del celo por intentar mantener a salvo a las superestrellas en sus producciones, en algunos casos, bien sea por la dificultad de la escena, bien sea por una imprudencia o por un exceso de empeño en actores o en directores -incluso en ambos- la tragedia estuvo a punto de tener sonados protagonistas.
Estos 10 intérpretes salieron (afortunadamente) airosos de sucesos que podrían haber sido una auténtica tragedia. Si el azar no hubiera jugado a favor durante estos casos, es probable que algunos de los actores más queridos y aclamados del mundo hubieran pasado a mejor vida.
Tom Cruise ha puesto su vida en peligro en numerosas ocasiones. En una de ellas, la estrella casi perdió la cabeza en el set del El último Samurai. El intérprete estuvo ocho meses entrenando artes marciales y aprendiendo a montar a caballo antes de comenzar el rodaje. Aunque de poco sirvió por culpa del mal funcionamiento de los caballos mecánicos.
Durante una escena en la que Cruise debía pelear con el co-protagonista del filme, Hiroyuki Sanada, los caballos no se detuvieron según lo programado y la espada del actor japonés fue directa al cuello de Cruise. Afortunadamente, Sanada reaccionó a tiempo y detuvo la cuchilla momentos antes de la catástrofe. El actor relató más tarde que “Tom no parpadeó”.
A principios de este año, Uma Thurman confesó que Quentin Tarantino la presionó para rodar, en la segunda entrega de Kill Bill, una escena en un automóvil “deathbox” sin un conductor de acrobacias, que inevitablemente se estrelló contra un árbol y la hirió gravemente.
Un descomunal presupuesto y un horario apretado no son una buena combinación durante un rodaje y Kate Winslet es testigo de ello. La actriz quedó tan traumatizada en el rodaje de Titanic, que juró no volver a trabajar con James Cameron… Aunque próximamente estrenará un nuevo filme del director, Avatar 2.
En Titanic, Winslet casi se ahoga cuando su abrigo se enganchó en una puerta en el preciso instante en el que una ola gigante de agua le atrapaba a ella y a su compañero de reparto, Leonardo DiCaprio. El director apenas se preocupó y preparó la siguiente toma.
Tom Hanks lo dio todo en el drama de supervivencia dirigido por Robert Zemeckis. De hecho, ganó 20 kilos antes de comenzar el rodaje para que su aspecto de muerto de hambre -después de quedar abandonado a su suerte en una isla desierta- pareciera más convincente en el filme.
El oscarizado actor estuvo a punto de perder la vida tras sufrir un corte en la pierna en el idílico set de Fiyi (Oceanía). Pero Hanks no se molestó en buscar atención médica hasta que la herida se infectó y la pierna comenzó a hincharse.
El doctor diagnosticó al protagonista de Forrest Gump una infección por estafilococo y le anunció que “estaba a una hora de sufrir un envenenamiento en la sangre” que le mataría. Por suerte, todo se quedó en un susto.
Mel Gibson estuvo a punto de no poder recoger su merecido premio Oscar por Braveheart. Para una de las principales batallas que se libraban en Irlanda, el actor y director fue arrojado al suelo de su propio caballo en una secuencia y el jaco de 455 kilos que galopaba delante suyo también cayó.
Por suerte para Gibson, y para el estudio, el doble del actor le puso a salvo justo a tiempo. A pesar de que la estrella estuvo apunto de pasar a mejor vida, ha afirmado que la suma total de lesiones en el set de la película era “un tobillo roto, un padrastro y una nariz rota”.
La espectacular interpretación de George Clooney en el thriller Syriana le valió su primer Oscar, pero casi le costó la vida. Mientras rodaba la escena de la tortura, el actor se rompió el cráneo. Aunque los médicos no encontraron ninguna lesión permanente, Clooney continuó sintiendo dolor en todo su cuerpo mucho tiempo después del accidente.
Idris Elba tonteó con la muerte durante el rodaje de Beasts Of No Nation de Cary Fukunaga en una cascada de Ghana. Mientras esperaba rodar su escena, Elba resbaló con una piedra y tropezó hacia el borde de la cascada. Por suerte, un miembro del equipo de seguridad lo salvó. Si no hubiera actuado a tiempo, el intérprete habría caído unos 30 metros.
Durante el rodaje de la trilogía basada en los libros de J.R.R. Tolkien, Viggo Mortensen acabó con un ojo morado, se rompió un diente y se fracturó 2 dedos de los pies. Por si fuera poco, estuvo apunto de ahogarse. Mientras filmaba la escena en la que Aragorn flotaba río abajo, el equipo subestimó la fuerza de la corriente y Mortensen fue arrastrado por la fuerza del agua. Además, el peso de la armadura dificultó su liberación.
Si algo tenía claro Stallone en la cuarta entrega de Rocky, era que la pelea entre su personaje e Ivan Drago, interpretado por Dolph Lundgren, debía ser épica. Por ello, el realizador insistió en que se golpearan de verdad… Mala idea, porque uno de los golpes de Lundgren impactó en el corazón de Stallone de tal forma que chocó contra su esternón. Su respiración empezó a fallar y la presión sanguínea alcanzó niveles peligrosos. En ese momento, el actor fue trasladado al hospital, donde estuvo ingresado en cuidados intensivos durante 8 días.
Kate Winslet no fue la única víctima de James Cameron. 10 años antes, Ed Harris sufrió en sus propias carnes la incompetencia del equipo del clásico de ciencia ficción The Abyss. Durante una secuencia en la que Harris debía aguantar la respiración bajo el agua, una serie de malentendidos supuso que el actor no recibiera el oxígeno cuando lo pidió y casi muere ahogado.
Cameron siguió grabando mientras ocurría el incidente, por lo que Harris, le propinó un puñetazo en la cara al salir del agua. Hasta el día de hoy, el actor de WestWorld se niega a hablar sobre la película, traumatizado por la experiencia.
Fuente: Europa Press