El resumen de seis décadas es positivo: Un hijo (Julián), un nieto y más de cuatro décadas de carrera sólida en México. Maribel Guardia, quien hoy cumple 60 años, afirma que se siente a gusto con su edad.

“A nadie nos gusta hacernos viejos, pero por otro lado celebro estos años con una alegría enorme, más que cuando tenía 20 años y tenía inseguridades y me sentía fea; si tuviera la juventud de esa época y la experiencia, ¡lo que haría!”

Hoy celebrará con la familia, incluyendo a su nieto que, expresa, es la luz de su vida. “Es la cereza del pastel y estoy loca por él”.

Sorprende su bien cuidada figura, y la pregunta es constante:

“La gente pregunta cómo me mantengo y pues hay que cuidarse, sé que todo por servir se acaba, pero siempre hay que cuidarse”.

Cuando era pequeña, recuerda, Maribel quería ser como Janet Arceo, una periodista que trabajaba en el programa Siempre en domingo, así que frente a un espejo la imitaba en todo.

“Siempre soñé con dedicarme a esto, pero jamás pensé que llegaría a México”, dice la nacida en Costa Rica.

Hoy no pierde el entusiasmo ni las ganas de trabajar. En YouTube, grabaciones de “Quiero un chacalón”, hecha para la obra Cleopatra metió la pata, donde actualmente actúa y canta, suman más de 20 mil visualizaciones.

“Ha gustado mucho; las redes sociales han ayudado mucho a todos, yo me divierto por ejemplo con los memes que hacen de mí”, dice entre risas.

La primera vez que Maribel pisó México fue hace más de 40 años como concursante de Miss Universo. No ganó, pero Televisa le ofreció una beca viendo el carisma que tenía.

Pensó mucho en aceptar, dice Guardia, pues tenía una vida y novio en su país, siendo su mamá la que terminó por lanzarla.

“Me dijo que podría arrepentirme. Salí de mi entorno, entonces Costa Rica tenía 2 millones de habitantes y luego llegar a esta gran ciudad fue duro: vivía sola en un hotel, en el Continental, que se caería en el terremoto y el primer año me la pasé llorando. Un día desperté y dije no voy a llorar más, voy a amar a este país y a partir de ese día fluí y agradecí todo”.

¿Alguna vez te sentiste acosada en el medio?

Dicen que el hombre propone y la mujer dispone. Tenía una ventaja: estaba sola y no tomaba y lo hacía pensando en que tomar es abrir puertas y que la gente se acerque y falte al respeto. La verdad, y no digo que nunca me invitaron a salir y ligar, pero nunca a la fuerza o por un trabajo.

¿Cómo tomas los comentarios de los hombres?

Los hombres son piropeadores, pero las mujeres se me acercan mucho a preguntarme qué me pongo o que me tome una foto con su marido. ¡Soy como la sexy familiar! Mi baile es muy sensual en los escenarios, pero las señoras son amorosas conmigo. También creo que fue porque nunca quise hacer una villana en televisión sino telenovelas para niños, como "Serafín" y "Aventuras en el tiempo", donde salía con faldita a la rodilla, poco maquillaje y las hice porque mi hijo estaba chiquito y podía llevarlo a la escuela.

¿Qué te ha sucedido cuando estás con el público?

Una vez, tras un palenque, era madrugada y no había ni cenado. Entré a un restaurante y todo el lugar se paró; no había celulares para fotos sino que era de autógrafos y los di uno por uno. Cuando empecé a comer se levantó una niña para pedirme que le pusiera fecha al autógrafo que hasta beso tenía, fue cuando el papá me comenzó a mentar la madre y a decirme cosas. Tuve que irme del lugar sin comer.

¿Alguna vez te han invitado a lugares raros, quizá del narco?

Mi marido y yo no aceptamos cantar en casas particulares, sólo palenques, teatros o así y es para protegernos.

¿Cómo fue la experiencia en tus inicios en el cine?

Con Luis Alcoriza tuve una película ("Terror y encajes negros"). Un día me invitó a comer y le dije que no porque había ido con Gonzalo Vega ¡y canceló ese día el llamado y se fue a casa! Creí que quería algo mío, pero no era así. Fue una película que cambió mi vida y me puso en otro target.

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