En 2019 no sólo se cumplirá medio siglo de la llegada del hombre a la luna, sino también se conmemorarán 50 años del mítico festival de Woodstock y del lanzamiento de varios discos fundamentales en la historia del rock, como Abbey road de The Beatles, Let it bleed de The Rolling Stones, Led Zepellin I y II, y Tommy de The Who.
The Beatles arrancó ese 1969 con un proyecto musical y fílmico que resultó fallido por las discusiones y peleas entre los cuatro músicos, y el cual concluyó con un concierto en la azotea de Apple el 30 de enero. De esas sesiones, lanzaron el sencillo “Get back” y el resto (Let it be producido por Phil Spector), lo publicaron hasta 1970. En septiembre del 69 salió Abbey road, lo que sería el último disco en el que trabajaron juntos John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr con su productor George Martin.
Su contraparte musical, The Rolling Stones, lanzó en noviembre Let it bleed, un LP con gran éxito comercial, que resultó ser el último donde colaboró Brian Jones, quien tras abandonar a la banda en medio de su grabación, murió el 3 de julio de 1969 a los 27 años de edad, inaugurando el tristemente célebre “Club de los 27”, al que se le unirían muy pronto los talentos Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison.
Led Zeppelin fue otro de los grupos británicos que tuvo un éxito arrollador en 1969; arrancando el año lanzaron Led Zeppelin, uno de los debuts más sorprendentes en la historia musical; pero sólo unos meses después (octubre) volvieron a reinar en las listas de popularidad con Led Zeppelin II, un disco que, junto su antecesor, encaminarían al rock rumbo al heavy metal.
Pero no sólo el rock se endureció ese año, su diversificación alcanzó ritmos latinos con Santana, álbum debut del grupo encabezado por el guitarrista mexicano Carlos Santana; de igual forma, bandas como Chicago, con su Chicago transit authority, y Blood Sweat and Tears, con su disco homónimo, potenciaron el uso de los instrumentos de viento, mientras que The Who lanzó Tommy, una de las primeras rock-ópera, género que sería muy constante en adelante.
La experimentación también se dio con Space oddity de David Bowie, quien perfilaría el glam rock tan característico de los años 70, en tanto que un ya consolidado Bod Dylan se adentraban con Nashville skyline al country, género que dominaba Johnny Cash, quien publicó en agosto de ese año At San Quentin, mientras que los canadienses The Band, banda soporte de Dylan, lanzaron su disco homónimo.
Creedence Clearwater Revival fue la banda más prolífica de 1969, con tres discos publicados: Bayou country, Green river y Willy and the poor boys, todos con gran éxito comercial, mientras que The Doors ofreció The soft parade, quizá el disco menos brillante de su corta carrera, y Jefferson Airplain su antibélico: Volunteers.
Y entre los grandes debuts de 1969 estaban In the court of the Crimson King de King Crimson; The Stooges, de The Stooges; On time de grand funk railroad, y Crosby, Stills & Nash de David Crosby, Stephen Stills y Graham Nash, bandas que definirían parte de la música popular de la primera mitad de los años 70.
Woodstock y Altamont. Del 15 al 18 de agosto de 1969 se realizó el Festival de Woodstock en una granja del estado de Nueva York, lo que sería considerado como la cumbre del movimiento hippie, con la participación de artistas como Joe Cocker, Santana, Canned Heat, The Who, Janis Joplin, Jimi Hendrix, Ten Years After y otros más, el festival se convirtió en un ícono de los años 60.
Cuatro meses después, pero ahora en California, los Rolling Stones intentaron replicar el festivo concierto masivo con algunas de las bandas participantes de Woodstock, sin embargo, el resultado fue totalmente opuesto, debido a la violencia provocada por un grupo de motociclistas llamados Ángeles del infierno, que supuestamente se encargarían de la seguridad del festival pero quienes agredieron a artistas y al público, registrándose el fallecimiento de una persona, tal y como se aprecia en el documental Gimme shelter (1970), dirigido por Albert Maysles, David Maysles y Charlotte Zwerin.
Esos hechos violentos dejarían una huella imborrable en rock, pues sería ligado con más fuerza por sus detractores como una música para violentos y adictos a las drogas duras.