Los mexicanos ahorramos poco, prevemos poco y dejamos los temas funerarios para el último lugar.
Sólo el 2% de la población en México, o menos, prevé su muerte y adquiere un plan de previsión funeraria, un índice muy bajo considerando a países como España, que tiene una cultura de la previsión funeraria del 55%.
Según datos, de las 699 mil 450 muertes registradas en México durante 2017, sólo 20 mil personas contaron con un plan de previsión funerario.
Del total de los fallecidos, cuyos familiares tuvieron que contratar un servicio funerario de forma inmediata, se estima que cerca del 40% pasó sus últimas horas de vida en compañía de sus seres queridos en su domicilio.
Esta situación implica complicaciones, tramitología, desgaste físico y emocional y gastos no planeados.
Ante una partida inesperada en casa, Gayosso comparte las siguientes recomendaciones.
1.- Si un ser querido fallece en el domicilio, el primer paso y el más importante es llamar inmediatamente a un médico para que realice el certificado de defunción correspondiente.
Es el documento legal oficial que acredita el fallecimiento de la persona y que es necesario para cualquier trámite posterior.
2.- Si la muerte fue por causas naturales, no es necesario dar aviso a la Policía, ya que de volverse una muerte accidental puede convertirse en un proceso en el Ministerio Público y posteriormente en el Servicio Médico Forense (SEMEFO).
3.- Revisa que el certificado de defunción que te entreguen cuente con la identidad del médico que expide el documento y especifique las circunstancias del deceso, así como la correcta identidad de la persona que falleció, es decir, que no haya errores en los nombres ni apellidos.
4.- Gestiona a través de la agencia funeraria, o directamente en el Registro Civil, el acta de defunción. Te solicitarán el certificado médico de defunción.
5.- Organiza una red de apoyo familiar (hijos, tíos, hermanos, primos y amigos) y deja en manos de un experto el servicio funerario.
Delega actividades específicas. Por ejemplo, una tía o una hija podrían encargarse del cambio de ropa favorito del ser querido. O un amigo cercano de imprimir una foto y enmarcarla.
Informar del lamentable suceso a todos los miembros de la familia es preferible que la realice un miembro no tan cercano a la persona fallecida.