De acuerdo al Consejo Estatal de Población (COESPO) la cifra de embarazos en menores de edad va en incremento en los últimos años, ya que se estima que del total de embarazos en la actualidad el 30 por ciento son de jovencitas menores de edad.
El incremento de embarazos en jóvenes de entre 10 y 14 años de edad y de 15 a 18 años se ha convertido en un problema muy importante para México y América Latina, por lo que la meta es disminuir al 50 por ciento la tasa de fecundidad en mujeres que actualmente oscila alrededor de 76 nacimientos por cada mil jóvenes.
"En este rango de edad no es posible pensar que una chica de diez, once o doce años está tomando la decisión por sí misma de tener un bebé o de planear una familia, lo que nos indica que el tema está relacionado con la violencia sexual.
La intención es proteger a las niñas o adolescentes de algo que frustra radicalmente su proyecto de vida, es decir, que una mujer tenga un bebé puede ser una de las mejores cosas que le pueden pasar, pero no a una niña", detalló Cuauhtémoc Modesto López, titular del COESPO en San Luis Potosí.
El funcionario indicó que si bien a los servicios de salud les corresponde la aplicación de políticas públicas para atender el embarazo adolescente, al Coespo “le toca visibilizar estos temas para sensibilizar a la población de que sí puede ejercer sexualidad porque es un derecho, pero también hay otros procesos que en su edad puede estar atendiendo”.
Además, esta problemática tiene que ver con que los jóvenes se están anticipando a iniciar su vida sexual porque hoy en día el promedio de edad para la primera relación sexual es a los 15 años.
"Los jóvenes se están anticipando a un momento de su vida en el que no miden las consecuencias que puede ser un embarazo, infecciones de transmisión sexualidad, sida o también la muerte materna, ya que este último nos indica que sí las jóvenes se embarazan y tienen hijos a temprana edad los riesgos de una muerte materna son muy altos", manifestó Modesto López.
Asimismo, detalló que en el caso de los varones la incidencia deriva de la presión social que se ejerce sobre ellos para que tengan relaciones sexuales o que no utilicen preservativos, lo cual se da incluso a través del bullying.
A pesar de ello, Modesto López señaló que la Secretaría de Salud “no ha detectado reticencia a usar preservativos, pero hay que redoblar esfuerzos para cubrir los espacios a donde no se ha podido llegar”.
Finalmente, puntualizó que la muerte materna es más alta en el grupo de 15 a 19 años de edad debido a que el cuerpo de las jóvenes aún no está preparado con la madurez necesaria para empezar a tener hijos, a lo que se suma el riesgo de truncar su proyecto de vida, pues las posibilidades de un segundo embarazo también incrementa.
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