“Nadie nos ayuda, todos nos quitan el dinero”, señala Antony, migrante venezolano de 25 años mientras narra a y sigue pidiendo "una moneda o ayuda" a los paseantes en el centro histórico de la capital potosina.

Junto a él se encuentran su pareja Yoli, también de 25 años y su pequeño hijo de 5 años. Pensativo, comparte que son ya más de 6 años desde que se vieron obligados a salir de Venezuela rumbo a los Estados Unidos para así encontrar una mejor calidad de vida, sin embargo, ahora no saben qué hacer, puesto que las autoridades mexicanas les impiden cruzar la frontera hacia el país del norte.

Hasta hace un par de meses, Antony y su familia se encontraban como desplazados en Perú, ahí estaban iniciando una nueva vida, pero hace unos meses familiares que tienen en Miami y California los invitaron a migrar hacia los Estados Unidos a través de México, esperando tener éxito y lograr el llamado “sueño americano”.

Antony, migrante venezolano narra los seis años de "calvario" que ha vivido en busca de llegar a EU
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Ilusionados comenzaron a juntar dinero abandonando por segunda ocasión el que se había convertido en su nuevo hogar; fue así como lograron llegar a México con más de mil 200 dólares, lo cual estaba contemplado para los pasajes hasta la frontera norte del país e incluso pasajes en Estados Unidos para llegar a las ciudades en donde se encuentran sus familias; sin embargo, el joven venezolano lamenta que en su trayecto las autoridades mexicanas "en lugar de ayudar han hecho la travesía más complicada".

Han sido ya dos ocasiones las que llegan hasta Piedras Negras, Coahuila, en donde a punto de cruzar, las autoridades de migración mexicanas los han asegurado y los han llevado a un centro de detención en Monterrey, Nuevo León, sin embargo, esta última vez al verse saturado este centro fue que a ellos y a otras 9 familias de venezolanos terminaron más lejos de su destino, siendo maltratados, golpeados y remitidos a las instalaciones del INM en San Luis Potosí.

“Nos golpean, cuando vamos en el tren nos quitan el dinero, ya sean los de migración, los de seguridad del tren, los policías, todos, nos atrapan y nos devuelven a las oficinas de migración… ahora ya no tenemos nada de dinero, nadie nos da información y no nos queda otra más que pedir apoyo a la gente para los pasajes y volverlo a intentar”, declaró.

El migrante reconoció que extraña su ciudad de origen, Maracay, pero la realidad es que volver a Venezuela no es una opción, ya que precisamente huyeron de su país por la corrupción, la situación económica y ante el temor de ser encarcelado por haber participado en protestas “tuvimos que escapar de la policía y del gobierno”.

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