En un llamado urgente a las autoridades tanto federales como del estado, el consejero de la Alianza Mexicana de la Organizaciones de Transportistas (Amotac), Raúl Torres, reveló que las carreteras de San Luis Potosí, especialmente la carretera a Matehuala, la de Huizache y el tramo que conecta con los límites de Guanajuato y Querétaro, figuran entre las rutas con mayor índice de asaltos a transportistas en la región.
En entrevista para EL UNIVERSAL San Luis Potosí, el consejero denunció la falta total de patrullaje en estas vías, lo cual deja a los transportistas en indefensión a cualquier hora del día que se desplazan por estos caminos. Cabe señalar que la misma organización ha registrado 235 atracos en lo que va de este 2024.
“Los delincuentes saben que pueden operar sin restricciones; no hay vigilancia y los asaltos son tan frecuentes que ya ni siquiera sorprenden a los conductores”, expresó.
Según el líder de Amotac, el modus operandi de los asaltantes es cada vez más sofisticado y los productos robados principalmente son acero en sus distintas presentaciones como varilla, alambrón y alambre, ya que suelen ser trasladados a ciudades como Tula y Veracruz, donde la mercancía es finalmente vendida en el mercado negro.
“El acero es uno de los productos más robados porque es fácil venderlo como chatarra y los delincuentes aprovechan que las autoridades no supervisan su venta, ni controlan quién compra grandes cantidades de este tipo de materiales”, explicó el consejero.
Además de los problemas de seguridad, AMOTAC señaló que el mal estado de las carreteras es otro factor que facilita los asaltos.
“Estas rutas están en pésimas condiciones. Los baches y el desgaste extremo de la superficie obligan a los conductores a reducir la velocidad, dejándolos a merced de los asaltantes. Necesitamos no sólo seguridad, sino también mantenimiento y rehabilitación para que estas carreteras sean seguras para todos”, añadió.
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Ante esta situación, el líder transportista pidió la implementación urgente del “operativo escalón”, un plan de patrullaje en el que unidades de seguridad escoltan a los transportistas en caravanas para evitar que sean interceptados por asaltantes.
“No pedimos otra cosa que poder trabajar tranquilos y que nuestros productos lleguen a su destino sin el riesgo constante de ser robados”, finalizó.