“Saber que puedo ayudar a la gente, es lo que me motiva a seguir todos los días”, sostuvo Geraldine Estrada Rivera, Coordinadora de la Casa de la Caridad Hogar del Migrante de San Luis Potosí perteneciente a Cáritas Diocesana, que abrió sus puertas en 1990 y que continúa con su labor de apoyar a los migrantes que pasan por la capital potosina “para descansar y recobrar fuerzas” en búsqueda de llegar a los Estados Unidos de América.

En una entrevista y recorrido de EL UNIVERSAL San Luis Potosí, Estrada Rivera recuerda que ya lleva 18 años trabajando en la Casa del Migrante y el hecho de acordarse de las personas a las que ha podido ayudar, aunque las haya visto una sola vez en la vida, es lo que la mantiene motivada en esta compleja y difícil labor.

Casa del Migrante de SLP, un refugio en medio de la desolación y travesía migratoria. Foto: Samuel Estrada
Casa del Migrante de SLP, un refugio en medio de la desolación y travesía migratoria. Foto: Samuel Estrada

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Detalló que las personas migrantes llegan ya sea a través del tren o en autobús, trailers, etcétera, preguntan y dan con la Casa del Migrante de San Luis Potosí, se trata de una institución que opera las 24 horas los 365 días del año y desde el momento de que tocan la puerta comienza todo un protocolo para poder apoyarlos.

Señaló que por ejemplo si vienen bajo los influjos del alcohol o alguna otra droga no se les permite el acceso, se les acepta traigan o no traigan documentos migratorios, pero sí es necesario accedan a dar su nombre y se dejen tomar una foto para poder registrarlos por motivos de seguridad, aunado a que se les pasa un video en donde se les indican todas las reglas de la casa.

Estrada Rivera indicó que la Casa del Migrante es un espacio seguro y de paz, por lo que no se tolera ningún acto de violencia y se busca reducir cualquier riesgo que altere la paz dentro de las instalaciones, después se les entrega un kit de higiene personal que incluye pasta y cepillo de dientes, luego al área de ropería en donde se les otorga alguna o varias prendas que necesiten y después los encargos de dormitorio pasan por ellos y se les asigna su cama “o un cartón y un espacio, porque la realidad es que ya estamos sobrepasados y ya no tenemos camas disponibles”.

Posteriormente y dependiendo de que hora sea, pueden pasar ya sea por su desayuno, comida o cena, puesto que se ofrecen las tres comidas, además en estas fechas a las cinco de la tarde se les está dando un pan con café, para que a las 9 de la noche ya todos estén en sus espacios listos para dormir y se apagan las luces.

Puntualizó que si bien están permitidos los teléfonos celulares, solo pueden hacer uso de ellos desde las 9 de la mañana y hasta las 6 de la tarde, precisamente para que a la hora de dormir permitan el descanso para los demás y no estén hablando o escribiendo interrumpiendo a la gente que verdaderamente necesita silencio para dormir y recuperarse lo más posible, siendo que aquel que viole las reglas se le decomisa el celular, además de que durante sus horas libres se les requiere de apoyo para todas las labores que van desde la limpieza hasta la cocina, lo cual no podrían hacer si están todo el tiempo en el celular.

Casa del Migrante de SLP, un refugio en medio de la desolación y travesía migratoria. Foto: Samuel Estrada
Casa del Migrante de SLP, un refugio en medio de la desolación y travesía migratoria. Foto: Samuel Estrada

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Saturación y demás problemas que enfrenta la Casa del Migrante

La coordinadora reconoció que todo lo anterior es en la teoría, pero la realidad es mucho más compleja y no hay dos días iguales, todos los días hay problemas que resolver y situaciones muy difíciles, actualmente hay 430 personas originarias de Venezuela, Colombia, Ecuador y otros países en la Casa del Migrante incluyendo 52 niñas y niños, cuando es una instalación construida en 2010 para albergar a un máximo de 280 personas, con todo lo que ello implica.

Precisó “esto pues ya no es novedad, ya es siempre, gracias a Dios la gente ya ha estado moviéndose no está estancada, ahorita ya se les permite trabajar y pueden juntar su dinerito para seguir su camino, entonces está fluyendo, pero sí están llegando muchas personas, principalmente venezolanos y haitianos en estos momentos”.

Añadió que por ejemplo hay personas que simplemente no quieren ingresar a la casa por diferentes motivos, hay algunos que quieren estar pendientes del tren, otros que quieren estarse drogando o tomando y por eso se instalan a las afueras de la casa, pero esto a su vez acarrea problemas con los vecinos, desde temas de robo, hasta que les obstaculizan sus cocheras o la propia preocupación por los menores de edad que los acompañan, e incluso han llegado a casos de violencia exigiendo que se les de ropa o alguna otra cosa a pesar de que no quieren ingresar a la casa.

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Asimismo Geraldine Estrada indicó que no se puede decir que sea excelente, pero sí es buena la relación con autoridades como el Instituto Nacional de Migración (INM) en el marco del respeto de la labor de cada quién, por lo que ellos mismos saben que no se les permitiría hacer “redadas” o como ellos lo llaman “rescates” de personas con situación migratoria irregular que se encuentren en la casa o a las afueras, por eso de alguna manera también es un espacio seguro para todos los migrantes.

Hizo hincapié en que la Casa del Migrante otorga todos estos servicios de manera gratuita y única forma de financiamiento son las donaciones tanto de dinero como de horas-trabajo, comida, enseres sanitarios, ropa, etcétera, de ahí el llamado a que la sociedad en general, empresas, gobiernos y todo el que lo quiera hacer se sigan solidarizando porque la ayuda nunca sobra, son demasiadas personas y son demasiadas las necesidades.

También puntualizó que las personas tienen que ser muy conscientes y sensibles, porque luego piensan que hacer donaciones de ropa o cobijas “es para darles basura o lo que no quieren”, desafortunadamente luego se reciben ropa, zapatos, etcétera que realmente no están en condiciones mínimas, las personas si tienen la intención de regalar o aportar algo, tienen que hacerlo de corazón y con cosas que ellos mismos utilizarían, en las mejores condiciones o nuevas de preferencia, calcetines en especial que son como “un tesoro” para los migrantes, ya que caminan demasiado y el desgaste es mucho.

Casa del Migrante de SLP, un refugio en medio de la desolación y travesía migratoria. Foto: Samuel Estrada
Casa del Migrante de SLP, un refugio en medio de la desolación y travesía migratoria. Foto: Samuel Estrada

También está el tema de salud, afortunadamente hay una muy buena relación con los servicios de salud del estado y personas con lesiones de consideración o enfermedades son canalizadas constantemente al Hospital Central “Ignacio Morones Prieto” en donde se les atiende, pero el llamado a la solidaridad de todos es que se puedan donar medicinas y fijarse bien que no estén caducas, aunado a que también es urgente que médicos titulados puedan donar horas, días o lo que puedan para atender personas en el consultorio que se tiene en la casa, lo mismo en el caso de alguna persona profesional de la psicología.

Finalmente indicó que es una labor muy demandante y desgastante porque todos los días hay que solucionar conflictos y se vive con el constante estrés de que nunca será suficiente por más de que se les quiera apoyar en todo “mi pasión siempre ha sido ayudar a las demás personas y que mejor lugar para hacerlo, seguiré haciéndolo todo el tiempo que dios me permita seguir haciéndolo”.

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