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Desde la tribuna del Congreso del Estado 37 mujeres hicieron diversos llamados a las autoridades y evidenciaron la falta de normativas que permitan una vida plena a todas las mujeres en la entidad, como parte del desarrollo del Primer Parlamento de Mujeres este viernes.
Entre otras cosas se habló de derechos reproductivos, de la despenalización del aborto, de la invisibilización de la participación en ámbitos que antes se creían netamente masculinos, como el transporte, la empresa, la falta de políticas en materia de responsabilidad empresarial, de la simulación en la que incurren las instancias que se supone deberían de proteger a las víctimas.
Se habló sobre la necesidad de reconocer la diversidad y la identidad de mujeres transgénero, quienes hasta el momento no son sujetas de derecho, además de las consecuencias de la inseguridad en la entidad, que ha obligado a niñas y jóvenes a abandonar sus estudios al interior de la entidad.
Entre los discursos más emotivos, se encontró el de Fatima Alvizo, cómo se hace llamar la activista:
“Me ha estado preguntando por qué estoy yo aquí y mi respuesta ha sido porque mi mamá no puedo terminar la secundaria porque tenía que quedarse en su casa hacer la limpieza y la comida a sus hermanos, y la educación de las mujeres siempre es prescindible.
(…)Porque la primera vez que tuve relaciones sexuales no fue con consentimiento pleno porque en mi relación más larga el novio que me amaba me dijo que me iba matar si me iba, porque en la Facultad de Derecho, en la honorable Facultad de Derecho me dijeron siempre que las mujeres sólo estudiamos mientras nos casamos.
(…)Porque nadie sale a marchar por las nueve mujeres, nueve mujeres que todos los días son asesinadas en México, porque el 90 por ciento de las víctimas de trata de personas son mujeres jóvenes y niñas, porque las mujeres sólo poseemos el uno por ciento de la tierra cultivable en el mundo porque somos el sector más pobre entre los pobres, porque a pesar de todo esto me niego a hacer una cifra de muerte y aún creo que tengo esperanza”.
Además María de Jesús Almendarez Prieto, víctima de acoso y abuso sexual por parte de un funcionario de gobierno habló de la necesidad de reformar la Ley de Víctimas, que establece que la reparación del daño depende de las condiciones socioeconómicas de la víctima, cuando deberían depender de las del agresor.
Y aprovechó para evidenciar que en las instituciones en las que debería recibir apoyo solo es tratada como un número más.
Al finalizar el Parlamento, las integrantes signaron un documento en el que vertieron de forma resumida las inquietudes que aquejan al sector de la población y se comprometieron a estar vigilantes del cumplimiento de los mismos, también se hizo una solicitud a la Comisión legislativa de Derechos Humanos para impulsar todas y cada una de las propuestas presentadas.
El ejercicio no fue del interés de los legisladores pues solamente cuatro permanecieron durante todas las participaciones.