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El restaurador de sentimientos a través de figuras del Niño Dios en SLP

45 años de trabajo de Armando Vargas ayuda a potosinos a preservar su fe; la pandemia también ha afectado sus ingresos

Fotos: Xochiquetzal Rangel
22/12/2020 |11:45
Xochiquetzal Rangel
Reportera multimedia en San Luis PotosíVer perfil

Armando Vargas es restaurador de figuras de Niños Dios desde hace 45 años, aprendió el arte por la necesidad de reparar las figuras para Nacimientos que vendía junto con su familia, sin embargo, este arte se convirtió en su segunda pasión desde los 16 años, ya que la primera, la ejerció hasta su jubilación como maestro de secundaria en Balcones del Valle y director de una escuela primaria ubicada en Privada de la Hacienda en la capital potosina.

En entrevista para EL UNIVERSAL San Luis Potosí, don Armando, dijo que su trabajo requiere pasión y mucha dedicación debido a que más que reparar una figura que se usará en navidad, lo que restaura son los sentimientos y el cariño que las personas les tienen a las imágenes, ya que la mayoría de sus clientes le ha comentado que han pasado de generación en generación familiar.

El restaurador de sentimientos a través de figuras del Niño Dios en SLP

Cerca del Mercado República, en la calle 16 de septiembre, se esconde un pequeño local en el que don Armando, vende y restaura todo el año figuras de resina, madera, barro, pasta, entre otros, principalmente de imágenes de Niños Dios.

“Aquí todo el trabajo lo hacemos con mucho cariño, y yo sé que mi trabajo deja a la gente satisfecha”, comentó.

La magia por la restauración comenzó a sus 16 años, cuando le comenzó a ayudar a su abuela “Coleta” que se dedicaba a la venta de imágenes para nacimiento, las cuales a veces se rompían y por necesidad solían arreglar para que se vendieran. Reparaciones que únicamente realizan con pegamento, proceso que fue evolucionando y de pasar a restaurar para las ventas, la gente comenzó a llevarles a él y a su papá las figuras familiares, para que pudieran preservarse por más años.

El restaurador de sentimientos a través de figuras del Niño Dios en SLP

“Necesitas paciencia, pasión, que te guste,  porque esto no te da para vivir, no puedes vivir de esto, yo a parte no tengo precios muy bajos, porque yo igual entiendo y tratamos que ellos (los clientes), me apoyen con el trabajo y los apoyamos con el precio”, destacó.

Al año realiza más de 500 reparaciones de Niños Dios y figuras que se colocan en los nacimientos, pero también recibe esculturas y figuras de cualquier tipo de forma, a los que en promedio dedica en cada pieza de tres a una semana, dependiendo de qué tan dañada se encuentre. Y durante los meses en los que no tiene muchos trabajos se dedica a realizar “refacciones” como brazos, dedos, piernas de niños dios para que en la época más fuerte que va de octubre a febrero las reparaciones sean más rápidas.

Trabajo que perfeccionó con los años

Su trabajo, aunque lo hace parecer fácil, le tomó poco más de 20 años en perfeccionar y dominar las técnicas de pintura, modelado y lijado, ya que todo el peso y todas las restauraciones que realiza, las aprendió de forma empírica, es decir, no tomó curso alguno para poder comenzar con el que ahora es su principal actividad diaria.

El restaurador de sentimientos a través de figuras del Niño Dios en SLP

“Lo más complicado al principio, fue el poder recrear los colores con los que las figuras estaban previamente pintadas, para lo que necesita pinturas especiales y al menos tres tonos de rojo y amarillo. Así como poder trabajar sobre la cara de las figuras, ya que es la parte que más detalles tiene”, comenta.

“Empezamos a ver lo que más se necesitaba para empezar a hacer este trabajo y ya después, yo ya me dediqué a esto. Actualmente estoy jubilado, y  estoy 100 por ciento dedicado a la compostura”.

Actualmente recibe durante todo el año, pero sobre todo previo a las fechas decembrinas y al término de las posadas, acuden con él clientes para arreglarles sus Niños Dios, los cuales, van desde los 10 centímetros hasta esculturas cercanas al metro de largo.

Sin embargo, no todo ha sido tan fácil durante este 2020, ya que con la pandemia, su trabajo también se ha visto afectado, y aunque aunque ha innovado con la venta de Niños Dios con cubrebocas para solicitar salud en las familias, sus ventas y restauraciones este año fueron bajas.

“Otros años he tenido muchísimo trabajo, sí tengo pero no igual, pero me siguen trayendo Niños Dioses y acá se los dejamos como nuevos para que sigan profesando su fe”, agregó.

El Niño Dios más pequeño

Una de las piezas que conserva y que le ha tomado cariño es un Niño Dios de apenas 14 centímetros que tiene desde hace 11 años, ya que una señora, junto con otros más se lo llevó a restaurar, sin embargo, que se le perdía cada vez que su dueña iba por él, hecho que dijo se pudiera catalogar como un milagro, ya que pese a que tras la restauración él lo dejaba en un lugar en específico, cuando lo iban a buscar se perdía.

“El niño yo lo dejé arreglado bien desde el 5 de diciembre del 2009 y me vas a creer que apenas esta semana lo vine a encontrar; ya tengo con él 11 años y hasta lo tengo en esta caja, yo no sé si le gustó la caja o la casa”, agregó.

Con orgullo, dijo que la gente que ya lo conoce lo ha recomendado y gracias a eso ha podido restaurar figuras antiguas de caña y madera, aunque las más longevas que ha tenido que reparar fueron un José, una María y un niño dios de más de 300 años que pertenecían a un padre de la iglesia del Espíritu Santo.

El restaurador de sentimientos a través de figuras del Niño Dios en SLP

Refirió que una vez que el muera, la tradición que compartió con su padre morirá con él, ya que debido al trabajo detallado que se necesita su padre perdió poco a poco la vista, y aunque él procura utilizar lupas para no forzar su vista con las figuras pequeñas o el pegado de pestañas, todos los procesos los hace él solo, ya que sus hijos o nietos no quieren preservar el trabajo artesanal.

“No nadie, nadie quiere, se desesperan, yo ya les he dicho, pero no, les da miedo que se vuelva a caer, romper, no les nace y la verdad te tiene que nacer”, comenta.

Entre sus mayores satisfacciones que le causan orgullo es la sonrisa de sus clientes al ver su trabajo profesional, y las palabras de alegría cuando le dicen lo mucho que les gustó, cómo restauró la figura que muchas veces, es la herencia familiar.

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