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A lo largo de 25 años, desde que comenzó el saqueo indiscriminado del peyote en San Luis Potosí, la problemática no se ha podido controlar. Ejidatarios y pobladores de la sierra de Real de Catorce denuncian que pese a restricciones federales, estatales y acuerdos entre ellos e integrantes de la etnia Wixárika, la extracción ilegal de la planta sagrada ha ido en incremento y con ello la decadencia de las costumbres de las y los wixaritari, pues también se han registrado destrucciones de centros ceremoniales como el del Bernalejo.
Para la cosmogonía Wixárika, el Hikuri o el Peyote es una parte esencial de su cultura, pues el consumo sagrado de esta planta les ayuda a conectar de manera directa con los dioses. A través de ritos sagrados y sueños los sacerdotes logran captar los consejos que los dioses les envían para la toma de decisiones, ya que la cactácea que crece en la Ruta de Wirikuta podría equivaler a un libro “en donde reside todo el conocimiento”, según refiere la publicación “Wixárika, un pueblo en comunicación” del gobierno federal.
Para los wixaritari, wixárika en plural, la naturaleza es necesaria para mantenerse conectados con los dioses que los guían, la preservación de su cultura estrechamente ligada elementos naturales como animales, la tierra, el sol, el viento y el agua, así como para la conservación de la vida misma.
Foto: Xochiquetzal Rangel
"Así como ves de piedras, antes había peyote en toda esta área”, comentó Candelario Martínez, al llegar a la caseta ubicada en el ejido El Bernalejo, la cual se supone debería estar vigilada por un representante Wixárika y un ejidatario, para evitar saqueos y destrucción en la zona, debido a que ahí se encuentra uno de los centros ceremoniales que conforman la Ruta Histórico Cultural de Wirikuta.
La escasez del peyote en la zona, según argumentaron los integrantes de la Unión de Ejidos de la Región Chichimeca del Altiplano Norte, se debe a la nula vigilancia, la falta de ética de personajes que han explotado el turismo en la zona para ofrecer una experiencia espiritual y simular el recorrido que realizan los huicholes cada año para agradecerle a sus dioses y mantener vivos sus usos y costumbres; así como el saqueo se ha dado por parte de personas externas a la comunidad que se hacen pasar o que utilizan a los wixárikas para la extracción y venta de la planta principalmente en el extranjero.
Foto: Xochiquetzal Rangel
Eso los orilló a tomar medidas drásticas para el control de la extracción del peyote como: el modificar la cantidad de plantas que puede llevarse una persona de la comunidad para sus rituales, al pasar de 150 a 30 cabezas de peyote. Así como que al llegar a tierras potosinas los integrantes de la etnia deben presentarle a los ejidatarios un documento expedido por las autoridades del pueblo Wixárika en el que se establece por cuánto tiempo estará en la ruta y el motivo de su estancia.
“El Huichol que es honesto viene se identifica con el comisariado, con las autoridades y dice a lo que viene y trae su documento, pero los que no son honestos no les avisan a nadie”, comentó Clemente Guevara, presidente de la Unión de Ejidos.
El modus operandi de la extracción ha ido evolucionando
Juan Reyes, asesor interno de la Unión, detalló que en los últimos veinte años las prácticas de las personas que llegan a la Ruta Histórico Cultural de Wirikuta se han ido transformando, ya que hace algunos años la gente se llevaba en mochilas cabezas de peyote, mientras que ahora tanto Huicholes como personas externas a la etnia, se llevan la planta con todo y raíz en cajas para sembrarla, ponerla a la venta o exportarla a Europa de manera ilegal.
Destacó que el hecho de llevarse la planta con la raíz no permite que se regenere la cactácea y se vaya extinguiendo, ya que para los ritos los wixárikas cortan la parte de arriba de la planta y el resto lo cubre con la misma tierra para que vuelva a crecer.
“Vienen las caravanas de hippies y traen tres huicholes de verdad para sacar el peyote en cajas como si fueran papas o tomates (…) Es un doble negocio porque les venden los trajes a 15 mil pesos, porque visten a todos de Huicholes, son Huicholes de ojos de color, güeritos. No es posible que la misma gente esté poniendo en riesgo la cultura y las tradiciones de los Huicholes, porque se acaba el peyote y con qué van a hacer sus ceremonias”, agregó Juan Reyes.
Foto: Xochiquetzal Rangel
“Si nosotros como pueblo Wixárika, como pueblo originario permitimos eso yo creo que sí (se podría perder la cultura), pero si lo protegemos o buscamos la manera de proteger tanto gobiernos como nosotros, con nuestros pueblos originarios se va a rescatar. Lo que estamos viendo en la reforma Electoral es la famosa autoadscripción calificada, estamos luchando contra estas personas surgen con identidad que no es de ellos”, puntualizó Fortunato de la Rosa, integrante de la Comunidad wixárika que hábita en San Luis Potosí
El utilizar a personas de la comunidad wixarika para la transportación y saqueo de la planta se da para evitar sanciones establecidas en el Código Penal Federal, pues la extracción, comercialización y transporte del peyote es un delito federal que puede ser penado con prisión de entre cinco a 25 años y entre 100 a 350 días de multa, no obstante el artículo 195 Bis exime de responsabilidad a las personas que utilicen el peyote para ceremonias o debido a los usos y costumbres de los pueblos indígenas.
“Artículo 195 bis.-El Ministerio Público Federal no procederá penalmente por este delito en contra de la persona que posea: II.- Peyote u hongos alucinógenos, cuando por la cantidad y circunstancias del caso pueda presumirse que serán utilizados en las ceremonias, usos y costumbres de los pueblos y comunidades indígenas, así reconocidos por sus autoridades propias”.
Foto: Xochiquetzal Rangel
El último decomiso de Peyote en San Luis Potosí
Aunque el ser propiamente de la comunidad Wixárika garantiza inmunidad frente al delito, pues tal como se documentó en EL UNIVERSAL San Luis Potosí, el pasado 25 de diciembre del 2021, la entonces Secretaría de Seguridad Pública del estado realizó el último decomiso de peyote que se ha registrado en la entidad potosina, en donde se detuvo a cinco personas de origen Huichol en la carretera estatal de Salinas de Hidalgo por la transportación de mil 568 cabezas de peyote en cinco costales de 110 kilogramos en total. Los detenidos fueron Puestos a disposición de la Fiscalía General de la República por las características del aseguramiento.
“Independientemente de los usos y costumbres de estas comunidades, hay que apegarse a las Leyes del Estado, del País y fue precisamente lo que se determinó y eso trae como consecuencia que se está violando la Ley. Se incurre en varios delitos como el traslado y la posesión de la planta del peyote”, comentó en entrevista sobre la detención Miguel Gallegos, Vocero de Seguridad del estado.
La destrucción del Centro Ceremonial
En lo alto de un pequeño cerro formado por diversas piedras grandes, se encuentra el centro ceremonial de El Bernalejo, el cual luce deteriorado, entre escombros de cemento de lo que simula una pequeña casa improvisada, resaltan dos cabezas de venado, listones de diversos colores, velas derretidas, ofrendas regadas en el piso de las que destacan jícaras, juguetes, restos de animales, palos de madera, ojos de dios, botellas de plástico y cruces.
El lugar es un sitio sagrado en donde se realizan sacrificios a los dioses wixárikas y se dejan ofrendas en agradecimiento por la lluvia, el bienestar o prosperidad familiar por parte de las y los indígenas Huicholes, sin embargo, en los últimos años la cantidad de visitantes que buscan vivir la experiencia de peregrinación Huichol en la zona ha propiciado su destrucción, pues según pobladores de la sierra, los visitantes solo buscan consumir peyote y alcohol, por lo que no respetan la cultura.
Foto: Xochiquetzal Rangel
Para los ejidatarios, quienes se denominaron también "dueños de la tierra", la afluencia cada vez mayor de turistas en la Ruta es una problemática que no solamente ha derivado en la destrucción del centro ceremonial, la decadencia cultural y el consumo indiscriminado del peyote, si no en la contaminación ambiental, pues con los campamentos lo que más se genera en el Área Natural Protegida es basura que no se levanta.
Para el gobierno federal, el deterioro y saqueo en la Ruta Histórico Cultural de Wirikuta, no es algo nuevo, a través del informe de consulta sobre los Lugares Sagrados del Pueblo Wixarika, que realizó la Comisión Internacional para el Desarrollo de los pueblos Indígenas en el 2010, ya se contemplaban este tipo de riesgos que condenan a los pueblos originarios.
“Este sitio (Wirikuta) es afectado por un turismo irrespetuoso que saquea ofrendas, deprecia el híkuri y contamina el lugar. También se ve afectado por proyectos de desarrollo y por extracción indebida del hikuri por los habitantes”, se puede leer en el informe de la CDI. No obstante 12 años después de que se determinara el turismo irrespetuoso, la problemática solo ha ido en aumento.
Foto: Xochiquetzal Rangel
La destrucción de centros ceremoniales es algo que han sufrido de manera directa integrantes de la comunidad wixárika como Fortunato de la Rosa, quien hizo un llamado a respetar y cuidar las costumbres de los pueblos originarios, ya que de lo contrario las costumbres, cultura e historia Huichol pudiera ir desapareciendo conforme pasa el tiempo.
“En nuestra comunidad la peregrinación que hacen es cada año a partir de febrero-marzo, en esos tiempos si han estado con muchas dificultades, porque hay grupos que ya se han encargado de destruir y estamos en riesgo en esa parte, queremos que las autoridades federales, estatales y municipales nos apoyen en esa parte para la protección ya sea del integrante o del área”.
“Pedirles que estén conscientes de lo que están haciendo y si lo están haciendo por necesidad o por algún asunto o tema que piensen en las comunidades originarios que son temas que son importantes (…) que respeten los lugares sagrados”, concluyó.
Foto: Cortesía Ejidatarios Unión
Para el pueblo Wixárika, la peregrinación que realizan los wixaritari para llegar al centro ceremonial el “Cerro del Quemado”, el más importante ubicado en el Altiplano potosino, representa la trayectoria del mito en el que “los antepasados de los hombres surgieron del mar y emprendieron el viaje hacia Wirikuta para asistir al nacimiento del sol, que iluminó por primera vez el mundo en la cúspide del Cerro del Quemado”, según la información establecida por el Sistema de Información Cultural del gobierno federal, sobre la peregrinación a Wirikuta.