El gobernador Juan Manuel Carreras reconoció que entre la Federación y el estado tienen un adeudo de alrededor de 300 millones de pesos con el Hospital Central Ignacio Morones Prieto; esto, derivado de la transformación que está sufriendo el nosocomio ahora que forma parte del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y se ha reconocido como Hospital Regional de Alta Especialidad, pero estos contratiempos financieros no tendrían porqué afectar los salarios de los trabajadores, lo cual ha sido muy lamentable por todo lo que sucedió.
Explicó que después de una lucha de casi 70 años, se logró que la Federación reconociera al nosocomio como un instituto federal, lo que implica tener asegurado su presupuesto sin tener que depender de aportaciones estatales, lo anterior a través de su adhesión al Insabi. Sin embargo, en el marco de gastos extraordinarios por la pandemia, también ha implicado una transición administrativa compleja.
Admitió que aún se mantiene el diálogo con la Federación para que se le reconozcan recursos y aportaciones extraordinarias que se hicieron por parte del estado a lo que entonces era el Seguro Popular, aunado a que desde la adhesión al Insabi se han dejado de cobrar cuotas, lo que ha disminuido los ingresos del nosocomio y a su vez ha impuesto una presión de gasto más fuerte.
No obstante, insistió en que no hay el menor deseo de afectar a los trabajadores del Hospital Central en sus percepciones y condiciones laborales, al contrario, se les busca regularizar y mejorar sus condiciones, “pero a veces surgen circunstancias que tenemos que evitar en el marco de la gran transformación del hospital”, como lo ha sido el retraso del pago de una quincena por aproximadamente 10 a 12 horas.
Finalmente, el mandatario potosino hizo hincapié en que la transformación del Hospital Central es un proyecto prioritario para su administración porque es lo correcto y lo más adecuado para la atención de los potosinos, y manifestó que se tiene que ser conscientes que “ninguna transición es sencilla”.
etp