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Futuro incierto para el agua en SLP

El tema del agua se encuentra en el centro del debate mundial desde hace décadas, pero no ha sido hasta años recientes que se ha caído en cuenta de que las crisis por el agua son una realidad que ya no forma parte del terreno de la especulación científica o de la ficción.

Foto: Especial
13/04/2018 |10:43
EL UNIVERSAL San Luis Potosí
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Para el doctor Germán Santacruz de León, quien trabaja en El Colegio de San Luis (Colsan) desde hace 16 años como parte del programa académico agua y sociedad, colocar en la mira que muchos de los problemas que enfrentan las sociedades están íntimamente relacionados con el agua, ha sido solo la punta del iceberg.

Ingeniero de formación por la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) y doctor en ciencias ambientales por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), el investigador ha desarrollado una línea de trabajo que busca identificar los problemas socioambientales relacionados con las formas de uso y manejo del agua.

Por años, ha documentado las problemáticas vinculadas con la gestión del recurso en regiones como la circundante al Río Valles en la Huasteca Potosina, tal como se aprecia en su trabajo doctoral; además de su intervención en el análisis de las desigualdades en la gestión del agua en la cuenca semiárida y urbanizada del Valle de San Luis Potosí.

La zona metropolitana de San Luis se encuentra en el Valle de San Luis, que es una cuenca endorreica o cerrada identificada como Cuenca del Valle de San Luis, con una superficie de dos mil 394 kilómetros cuadrados, localizada en un marco geográfico que, por su precipitación pluvial, permite caracterizarlo como una zona árida.

En términos de su estudio como sistema hidrogeológico, el acuífero del Valle de San Luis se compone de tres partes: un acuífero “colgado” o superficial, un acuífero granular y uno profundo.

Históricamente, afirma Germán Santacruz, el acuífero más aprovechado es el superficial o somero; sin embargo, eso no exime que existan condiciones urbanas que actualmente estén afectando las partes más profundas del acuífero en términos de calidad y cantidad, por contaminación de origen humano o antropogénico, y otra de orden natural o geológica.

Así, el crecimiento urbano que no pone atención en los impactos que se generan en el agua tiene efectos notorios “porque hay un número alto de empresas que no están dando tratamiento a sus aguas. Las vierten a los sistemas municipales, los cuales las echan, por ejemplo, al Río Españita, que es un lugar en el que se pueden detectar ciertos niveles de contaminación de origen industrial”, señala el investigador Germán Santacruz de León “La dinámica de explotación del acuífero profundo ha incrementado la presencia de flúor que rebasa las normas y que tiene efectos perjudiciales en la salud de la población. Todo eso tiene que ver en buena medida con la forma en que se gestiona y crece la ciudad”.

Caso aparte es la Huasteca Potosina, área que en el imaginario popular se concibe como una región paradisiaca en la que el recurso abunda de manera casi infinita por los cuerpos superficiales y la alta precipitación pluvial. Pero a pesar de la importante disponibilidad de agua, hay poblaciones indígenas y no indígenas que carecen de un acceso permanente. Y donde existe ese acceso, aunque no sea del todo permanente, hay problemas de calidad del agua en términos bacteriológicos.

“¿Qué es lo que está ocurriendo en una zona que depende principalmente del agua superficial como la Huasteca? Ahí se pueden identificar diferentes problemáticas también. Quizás la más complicada tiene que ver con el bajo acceso al agua que tiene la población, a pesar de su disponibilidad. Pero también es cada vez más notorio el problema de la calidad”.

Ocurre que allá también hay problemas de contaminación antropogénica, geoquímica y bacteriológica que, en gran parte, existen a causa de una carencia de sistemas efectivos de saneamiento de aguas, por lo general vinculado a la falta de inversión pública que convierte la región en una especie de paradoja hídrica.

“Al final, ocurre que el agua usada vuelve a los cuerpos de agua, como los ríos, con un alto grado de contaminación bacteriológica”, declara el especialista, miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

“Que exista agua no significa que tengamos acceso a ella”

La doctora en ciencias ambientales Briseida López Álvarez ha trabajado durante la maestría y el doctorado el monitoreo de calidad de agua haciendo modelos del acuífero del Valle de San Luis, esto le permitió indagar sobre la valoración social y administración del recurso, lo cual la ha llevado a trabajar en un índice de pobreza de agua.

Para ella y todo el equipo multidisciplinario en que participa, dicho índice se vuelve un instrumento poderoso que explica cómo es que poblaciones en áreas con abundante agua superficial como la Huasteca, enfrentan escasez de acceso a un agua apta para consumo humano y aprovechamiento agrícola. Y también ayuda a entender la naturaleza de la supervivencia de poblaciones en regiones de condiciones extremas como el altiplano potosino.

A partir de la consideración de los componentes del índice, que son el recurso físico de agua existente, la calidad de agua, la capacidad, el acceso, el uso y el medio ambiente, los investigadores logran ver en escalas de cero a uno la puntuación que logran las poblaciones en términos de “pobreza de agua”.

Dichos estudios ya se han realizado para la Huasteca y el acuífero del Valle de San Luis, así como para la Zona Media del estado, mientras que en reciente publicación se encuentran los datos del acuífero de Santo Domingo, ubicado en el altiplano potosino.

“Que las poblaciones tengan agua depende mucho de las capacidades económicas de la población. Por ejemplo, la ciudad de San Luis Potosí tiene un acuífero limitado porque tiene baja recarga, y la calidad no le beneficia porque tenemos condiciones de flúor. Pero siendo la ciudad capital, donde aquí se produce una buena parte de la economía del estado al ser una zona urbana, esto le permite a la población tener otro tipo de infraestructura que para la Huasteca, en la cuenca del Río Valles, no se tiene. Allí hay una población de tipo rural, dispersa, donde la parte urbana se concentra en la cabecera municipal, y donde no hay acceso a agua entubada ni a saneamiento”.

gpl