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La licenciada Lidia Luna Arellano, secretaria General de la Federación Mexicana Colegio de Abogados A. C. y coordinadora del Aula de Capacitación Jurídica y Ciencias Sociales, rechazó la idea de que los hombres también puedan ser incluidos dentro de lo considerado como violencia vicaria. Esto, ante la petición por parte de un grupo de ciudadanos de declarar inconstitucional a lo establecido como violencia vicaria por no incluir también a los varones como probables víctimas.
“Nosotros esperamos realmente que la Corte desestime esta acción de inconstitucionalidad, la declare improcedente”, puntualizó en rueda de prensa.
Asimismo, aclaró que esta acción no puede ser posible ya que la raíz de la violencia vicaria es la violencia de género y que afecta a las mujeres que deciden cortar con el círculo de violencia en el que estaban en su hogar para ponerse a salvo con sus hijos, no para apartarlos del progenitor, sino para protegerlos de él.
“¿Cuándo las mujeres hemos ejercido violencia contra los varones por su condición de varones? ¿Cuándo hemos pretendido arrebatar a los hijos para que dejen de ejercer la paternidad?”, cuestionó.
Por último, aprovechó para invitar a asistir a las conferencias del primer Congreso Nacional de Derechos Humanos y la Familia en la capital de San Luis Potosí, pues la intención, además de capacitar a abogados y profesionistas de disciplinas afines, indicó que se necesita hacer trabajo en cadena para resolver la violencia en la comunidad, en el país y a nivel mundial.
Ley de Violencia Vicaria en SLP
El 20 de octubre del año pasado se aprobó por unanimidad en el Congreso de San Luis Potosí que la violencia vicaria fuera reconocida dentro de Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, convirtiéndose en el noveno estado en el que este tipo de agravio es reconocido y visibilizado.
Cabe resaltar que la violencia vicaria es aquella violencia en la que el progenitor hace daño, de alguna manera, a sus hijos con el propósito de dañar a la madre. Entre algunos casos se encuentran los golpes e insultos y, en niveles alarmantes, el secuestro, sustracción y asesinato.
